Página 62 - Reavivamientos Modernos (1974)

Basic HTML Version

58
Reavivamientos Modernos
escuela de Cristo. Nuestro corazón debe recibir educación para
llegar a ser firme en Dios. Debemos contraer hábitos de pensar que
nos capaciten para resistir a la tentación. Debemos aprender a mirar
hacia arriba. Debemos comprender, en todo cuanto ellos atañen a
nuestra vida diaria, los principios de la Palabra de Dios, que son tan
elevados como el cielo y tan abarcantes como la eternidad. Cada
acto, cada palabra y cada pensamiento deben concordar con esos
principios. Todos deben ser puestos en armonía con Cristo y en
sujeción.
Las preciosas gracias del Espíritu Santo no se desarrollan en un
momento. El valor, la mansedumbre, la fe, la confianza inquebranta-
ble en el poder de Dios para salvar, se adquieren por la experiencia
de años. Los hijos de Dios han de sellar su destino mediante una
vida de santo esfuerzo y de firme adhesión a lo justo.
No hay tiempo que perder
No tenemos tiempo que perder. No sabemos cuándo ha de termi-
nar nuestro tiempo de prueba. A lo sumo, no podemos contar sino
con una vida harto breve, y no sabemos cuándo la saeta de la muerte
nos atravesará el corazón. Tampoco sabemos cuándo tendremos que
desprendernos del mundo y de todos sus intereses. La eternidad se
extiende ante nosotros. El velo está a punto de descorrerse. Unos
pocos años más, y para cada uno de los que ahora se cuentan entre
los vivos se dará el mandato:
“El que es injusto, sea injusto todavía; ... y el que es justo, sea
todavía justificado: y el santo sea santificado todavía”.
Apocalipsis
22:11
.
¿Estamos preparados? ¿Conocemos a Dios, el Gobernador de
los cielos, el Legislador, y a Jesucristo a quien envió al mundo como
[61]
representante suyo? Cuando la obra de nuestra vida haya terminado
¿podremos decir, como dijo Cristo, nuestro ejemplo:
“Yo te he glorificado en la tierra: he acabado la obra que me
diste que hiciese... he manifestado tu nombre”.
Juan 17:4-6
.
Los ángeles de Dios procuran desprendernos de nosotros mismos
y de las cosas de la tierra. No permitamos que trabajen en vano.
Las mentes entregadas a pensamientos licenciosos necesitan
cambiar. “Por lo cual, teniendo los lomos de vuestro entendimiento