Ayuda divina para una obra samaritana, 27 de mayo
Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue
movido a misericordia; y acercándose, vendó su heridas, echándoles aceite
y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él.
Lucas 10:33, 34
.
Me ha sido mostrado que la obra médico-misionera hallará en la más profunda
degradación a hombres que una vez tuvieron mentes puras y preciosas cualida-
des, los cuales serán rescatados de su condición caída por medio de un trabajo
apropiado. La verdad, tal como es en Jesús, es la que ha ser presentada delante de
las mentes humanas después de que se les ha atendido bondadosamente y se ha
suplido sus necesidades físicas. El Espíritu Santo está actuando y cooperando con
los agentes humanos que están trabajando por tales personas y algunas apreciarán
el fundamento [puesto] sobre una roca para su fe religiosa. No han de presen-
tarse doctrinas que resulten chocantes a estos individuos a quienes Dios ama y
compadece; pero cuando son ayudados físicamente por quienes realizan la obra
médico-misionera, el Espíritu Santo coopera con la labor de los agentes humanos
para despertar las facultades morales. Los poderes de la mente se despiertan a la
actividad, y esas pobres vidas, muchas de ellas, serán salvas en el reino de Dios.
No hay, ni habrá jamás, nada comparable a la obra del buen samaritano para
dar carácter a la misión de presentar la verdad que ayude a la gente, llegando hasta
ella donde esté. Un trabajo adecuadamente conducido para salvar a los pobres
pecadores que han sido pasados por alto por las iglesias, será una cuña metida
por donde la verdad establecerá su morada. Un diferente orden de cosas necesita
establecerse entre nosotros como pueblo, y si esta clase de obra se realiza, entonces
se creará una atmósfera enteramente diferente alrededor de los obreros, porque
el Espíritu Santo se comunicará a todos los que están haciendo el servicio de
Dios, y aquellos que están obrando con el Espíritu Santo serán un poder de Dios
para levantar, fortalecer y salvar a las personas que están próximas a perecer.—
El
Ministerio de la Bondad, 135, 136
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