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Los escritores: publicar por orden de Dios, 11 de agosto
Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las
cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.
Apocalipsis 21:5
.
La hermana White no es la originadora de estos libros. Ellos contienen la
instrucción que Dios le dio durante la obra de su vida. Encierran la preciosa y
consoladora luz que el Señor generosamente le reveló a su sierva para darla al
mundo. Desde sus páginas esta luz ha de brillar en los corazones de los hombres y
las mujeres para conducirlos al Salvador. El Señor ha declarado que estos libros
deben ser esparcidos por todo el mundo. Hay en ellos verdades que, para quienes
los reciban, serán sabor de vida para vida. Son testigos silenciosos de Dios.
En lo pasado, ellos fueron los medios en sus manos para convencer y convertir
a numerosas personas. Muchos de los que los leyeron con ferviente expectación
fueron inducidos a ver la eficacia de la propiciación de Cristo, a confiar en su
poder, a encomendar el cuidado de sus vidas al Creador y a esperar la venida del
Salvador, quien llevará a sus amados al hogar celestial. En lo futuro, estos libros
clarificarán el evangelio a muchos más revelándoles el camino de la salvación.
El Señor ha enviado mucha instrucción a su pueblo, línea sobre línea, precepto
sobre precepto, un poquito allí, otro poquito allá. Se le ha prestado poca atención
a la Biblia. Por eso el Señor ha enviado una luz menor para conducir a hombres
y mujeres a la luz mayor. ¡Cuánto bien podría realizarse si los libros que la
contienen fueran leídos con una determinación de llevar a la práctica los principios
que exponen! Habría mil veces más vigilancia, más abnegación propia y más
esfuerzo resuelto. Y muchos más se gozarían ahora con el mensaje de la verdad
presente.
Mis hermanos y hermanas, trabajen fervientemente para hacer circular estos
libros. Pongan su corazón en esta obra, y la bendición de Dios estará con ustedes.
Salgan con fe orando a fin de que Dios prepare los corazones para recibir la verdad.
Sean bondadosos y corteses. Muestren por una conducta consecuente que son
verdaderos cristianos. Procedan según la luz del cielo, y el camino de ustedes será
como la senda del justo, cuyo brillo aumenta hasta que el día es perfecto.—
The
Review and Herald, 20 de enero de 1903
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