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Una reforma completa, 3 de octubre
Completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes,
sintiendo una misma cosa.
Filipenses 2:2
.
Ha llegado la hora de hacer una reforma completa. Cuando ella comience,
el espíritu de oración animará a cada creyente, y el espíritu de discordia y de
contienda será desterrado de la iglesia. Los que no hayan vivido en comunión con
Cristo se acercarán unos a otros. Un feligrés que trabaje en una buena dirección
invitará a otros hermanos a unirse a él para pedir la revelación del Espíritu Santo.
No habrá confusión, porque todos estarán en armonía con el pensamiento del
Espíritu. Las barreras que separan a los creyentes serán derribadas, y todos los
siervos de Dios dirán las mismas cosas. El Señor trabajará con sus siervos. Todos
pronunciarán de una manera inteligente la oración que Cristo les ha enseñado:
“Venga tu reino. Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”.
Mateo 6:10
.
Mientras oigo noticias de las terribles calamidades que de semana en semana
están ocurriendo, me pregunto: ¿Qué significan estas cosas? Los desastres más
espantosos se están produciendo uno tras otro en rápida sucesión. ¡Con cuánta
frecuencia oímos hablar de terremotos y tornados, de destrucción por incendio
e inundación, con gran pérdida de vidas y propiedades! Aparentemente, estas
calamidades son estallidos caprichosos de fuerzas que se dirían desorganizadas y
no reguladas, pero en ellas se puede leer el propósito de Dios. Son algunos de los
medios por los cuales procura despertar a hombres y mujeres y hacerles sentir su
peligro.
La venida de Cristo está más cerca que cuando por primera vez creímos. Se
acerca el fin de la gran controversia. Los juicios de Dios están en la tierra. Hablan
en solemne amonestación, diciendo: “También vosotros estad apercibidos; porque
el Hijo del hombre ha de venir a la hora que no pensáis”.
Mateo 24:44
.—
Joyas de
los Testimonios 3:254-256
.
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