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A personas inesperadas, 9 de noviembre
Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló
diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea
notorio, y oíd mis palabras. Porque éstos no están ebrios, como vosotros
suponéis, puesto que es la hora tercera del día. Mas esto es lo dicho por el
profeta Joel.
Hechos 2:14-16
.
El bautismo del Espíritu Santo, tal como en el día de Pentecostés, conducirá
a un reavivamiento de la religión verdadera y a la realización de muchas obras
maravillosas. Seres celestiales vendrán entre nosotros, y los hombres hablarán
según sean impulsados por el Espíritu Santo de Dios. Pero si el Señor obrase
sobre los hombres como lo hizo en el día de Pentecostés y después, muchos, que
ahora pretenden creer en la verdad, conocerían tan poco de la forma como obra el
Espíritu Santo, que exclamarían: “¡Cuidado con el fanatismo!” De los que estén
henchidos por el Espíritu Santo dirían: “Estos hombres están llenos de mosto”.
No está lejano el tiempo cuando las personas necesitarán una relación mucho
más estrecha con Cristo, una unión mucho más cercana con su Santo Espíritu, que
la que han tenido o que tendrán, a menos que depongan su voluntad y sus métodos,
y se sometan a la voluntad y los métodos de Dios. El gran pecado de los que
profesan ser cristianos es que no abren el corazón para recibir el Espíritu Santo.
Cuando los creyentes anhelan tener a Cristo, y procuran unirse con él, entonces los
que están contentos con una mera forma de piedad, exclaman: “Sed cuidadosos y
no vayáis a los extremos”. Cuando los ángeles del cielo vengan entre nosotros, y
obren mediante los instrumentos humanos, entonces habrá conversiones firmes y
sustanciales, en forma parecida a las que ocurrieron después del día de Pentecostés.
Ahora, hermanos, tened cuidado de no caer en un proceso de excitación hu-
mana y de no crearlo. Pero si bien es cierto que deberíamos ser cuidadosos para
no caer en un proceso de excitación humana, no deberíamos encontrarnos entre
quienes cuestionan la obra del Espíritu de Dios y alientan dudas con respecto a
ella, porque habrá quienes formularán objeciones y críticas cuando el Espíritu
de Dios se posesione de los seres humanos, debido a que sus propios corazones
no han sido conmovidos, sino que se encuentran fríos e insensibles.—
Mensajes
Selectos 2:65, 66
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