Como Dios quiere, 10 de noviembre
Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto? Respondió Jesús
y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto? De cierto, de cierto te
digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no
recibís nuestro testimonio. Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis,
¿cómo creeréis si os dijere las celestiales?
Juan 3:9-12
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A un costo infinito se ha hecho provisión para que los hombres alcancen
la perfección del carácter cristiano. Los que han sido impresionados por las
Sagradas Escrituras como la voz de Dios, y desean seguir sus enseñanzas, tienen
que aprender todos los días, y recibir fervor y poder espiritual que le será provisto
diariamente a cada verdadero creyente mediante el don del Espíritu Santo.
El Espíritu Santo es un agente libre, activo e independiente. El Dios del cielo
usa su Espíritu Santo como le place; y las mentes humanas, el juicio humano y los
métodos humanos no pueden poner límites a su actuación, ni prescribir el canal
mediante el cual ha de actuar, como tampoco es posible ordenarle al viento: “Te
pido que soples en cierta dirección, y que te conduzcas de tal o cual manera”.
Como el viento sopla con fuerza, y a su paso dobla y quiebra árboles altos, así
el Espíritu Santo influye sobre los corazones humanos, y ningún hombre finito
puede limitar su obra...
Nicodemo no estaba dispuesto a admitir la verdad, porque no comprendía todo
lo que estaba relacionado con la actuación del poder de Dios; sin embargo, aceptó
los hechos de la naturaleza, aunque no podía explicarlos ni comprenderlos. Como
otros hombres de todas las edades, pensaba que la fidelidad en las ceremonias y
prácticas eran más esenciales para la religión que la profunda obra del Espíritu de
Dios...
La fuente del corazón debe ser purificada antes que las corrientes puedan
manar puras. No hay seguridad para quien tiene una religión meramente legal,
una forma de piedad. La vida del cristiano no es una modificación o mejora de
la antigua, sino una transformación de la naturaleza. Hay una muerte al yo y al
pecado, y una vida totalmente nueva. Este cambio puede ser producido sólo por la
eficiente obra del Espíritu Santo.—
The Signs of the Times, 8 de marzo de 1910
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