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Sin desórdenes ni fanatismo, 17 de noviembre
Retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también
pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen.
Tito
1:9
.
Existe el peligro constante de ir en pos de algo que llega a nuestro medio
y que consideramos como la actuación del Espíritu Santo, pero que en realidad
es el fruto del espíritu de fanatismo. Mientras permitamos que el enemigo de la
verdad nos conduzca por el camino equivocado, no podremos esperar alcanzar
con el mensaje del tercer ángel a los que son sinceros de corazón. Debemos ser
santificados mediante la obediencia a la verdad. Temo todo lo que tienda a apartar
la mente de la sólida evidencia de la verdad como está revelada en la Palabra de
Dios. Temo eso; repito que lo temo. Debemos colocar nuestras mentes dentro
de los límites de la razón, para que el enemigo no se introduzca y trastorne el
orden de las cosas. Hay personas de temperamento excitable que fácilmente son
conducidas al fanatismo, y si permitiésemos que en nuestras iglesias se introdujera
alguna cosa que indujese a error a tales personas, pronto veríamos esos errores
desarrollarse en toda su extensión, y entonces, debido a la conducta de estos
elementos desordenados, toda la organización adventista quedaría manchada por
un baldón.
He estado estudiando la manera de publicar otra vez algunas de estas expe-
riencias, de modo que un mayor número de nuestros hermanos pueda recibir la
información necesaria, porque sé desde hace mucho tiempo que el fanatismo
volverá a manifestarse en diferentes formas. Debemos fortalecer nuestra posición
estudiando intensamente la Palabra, y evitando todas las rarezas y los ejercicios
extraños que con mucha rapidez algunas personas aceptarán y practicarán. Si
permitiésemos que la confusión se introdujera en nuestras filas, no podríamos
afirmar nuestra obra en la forma debida...
Siento mucho temor de que se introduzca entre nuestro pueblo cualquier cosa
de naturaleza fanática. Hay muchísimos que deben ser santificados, pero deben
serlo mediante la obediencia al mensaje de verdad.—
Mensajes Selectos 2:49-51
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