Página 107 - Servicio Cristiano (1981)

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El despertar
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condenados. El Señor os induzca ahora a arrepentiros, y perdone él
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a su pueblo por haber descuidado la obra que él le encomendó hacer
en su viña.—
Joyas de los Testimonios 3:59
.
¿Qué podemos decir al miembro de la iglesia perezoso para
hacerle sentir la necesidad de desenterrar su talento y darlo a los
banqueros? No habrá ociosos ni perezosos en el reino de los cielos.
¡Dios quiera presentar este asunto en toda su importancia a las
iglesias dormidas! ¡Ojalá que Sión se levante y se vista sus ropas de
gala! ¡Ojalá resplandezca!—
Joyas de los Testimonios 3:67
.
Hay una obra que debe ser hecha en favor de los que no conocen
la verdad, precisamente la misma obra que fué hecha por vosotros
cuando estabais en tinieblas. Es demasiado tarde para dormir, dema-
siado tarde para ser un indolente inactivo. El dueño de casa ha dado
a cada uno una tarea. Avancemos; no retrocedamos. Necesitamos
convertirnos de nuevo diariamente. Necesitamos que el amor de
Jesús lata en nuestros corazones, para que seamos instrumentos en la
salvación de muchas almas.—
The Review and Herald, 10 de junio
de 1880
.
El Señor Jesús exige que cada alma que pretenda ser un hijo o
una hija de Dios, no solamente se aparte de toda iniquidad, sino que
sea prolífica en actos de caridad, de abnegación y humildad. El Señor
ha presentado la forma en que se cumple una determinada ley que
rige los pensamientos y la acción, y que debe ser una amonestación
para nosotros con respecto a nuestro trabajo. Dice él: “Porque a
cualquiera que tuviere, le será dado; y a cualquiera que no tuviere,
aun lo que parece tener le será quitado”. Los que no aprovechan sus
oportunidades, los que no ejercitan la gracia que Dios les da, tienen
menos inclinación a hacerlo, y finalmente, sumidos en un sueño
letárgico, pierden aquello que una vez poseyeron. No hacen ninguna
provisión para un futuro de necesidad mediante la obtención de una
gran experiencia y un conocimiento acrecentado de las cosas divinas,
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de manera que cuando venga sobre ellos la prueba y la tentación,
puedan resistir. Cuando viene la persecución o la tentación, esta
clase de hermanos pierde el ánimo y la fe, y son derribados, porque
no vieron la necesidad de echar un sólido fundamento. Ellos no
soldaron sus almas a la Roca eterna.—
The Review and Herald, 27
de marzo de 1894
.