Página 122 - Servicio Cristiano (1981)

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Servicio Cristiano
constantemente, y a medida que avanza se va haciendo más hondo y
más ancho, hasta que sus aguas vivificantes se extienden por toda
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la tierra. El arroyo que prosigue su curso cantando, deja detrás de
sí sus dones de verdor y copiosos frutos. La hierba de sus orillas es
de un verde más fresco; los árboles son más frondosos y las flores
más abundantes. Mientras la tierra se desnuda y se oscurece bajo el
calor que la afecta durante el verano, el curso del río es una raya de
verdor en el panorama.
Así también sucede con el verdadero hijo de Dios. La religión
de Cristo se revela como principio vivificante, como una energía
espiritual viva y activa que lo compenetra todo. Cuando el corazón se
abre a la influencia celestial de la verdad y del amor, estos principios
vuelven a fluir como arroyos en el desierto, y hacen fructificar lo
que antes parecía árido y sin vida.—
La Historia de Profetas y Reyes,
175, 176
.
El santo y seña del cristiano
Hay tres consignas en la vida cristiana que deben ser observadas
si deseamos evitar que Satanás nos gane la delantera; a saber: Velar,
orar y trabajar.—
Joyas de los Testimonios 1:248
.
Toda persona que ha profesado aceptar a Cristo se ha comprome-
tido a ser todo lo que puede ser como obrero espiritual, a ser activa,
celosa y eficiente en el servicio de su Maestro. Cristo espera que
cada hombre haga su deber. Sea éste el santo y seña de todas las
filas de sus discípulos.—
Joyas de los Testimonios 2:160
.
Un paralítico espiritual
La fuerza viene con el ejercicio. Todos los que ponen en uso
las facultades que Dios les ha dado, tendrán capacidad acrecentada
para dedicar a su servicio. Los que no hacen nada en la causa de
Dios, dejarán de crecer en la gracia y en el conocimiento de la
verdad. Un hombre que permanece sentado y rehusa ejercitar sus
miembros, perderá pronto toda facultad de usarlos. De la misma
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forma el cristiano que no ejercita las facultades que Dios le ha dado,
no solamente deja de crecer en Cristo, sino que pierde la fuerza que
una vez tenía. Se convierte en un paralítico espiritual. Son aquellos