Página 203 - Servicio Cristiano (1981)

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La obra caritativa cristiana
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Los que han estado ocupados en esta obra de ayuda cristiana han
estado haciendo lo que el Señor desea que se haga, y él ha aceptado
sus labores. Lo que se ha hecho en este ramo de trabajo es la obra con
la cual todo adventista debe simpatizar de todo corazón y darle su
respaldo práctico, uniéndose a ella con todo fervor. Al descuidar esta
labor que se halla a nuestro alcance, al rehusar llevar estas cargas, la
iglesia sufre una gran pérdida. Si ella hubiera emprendido el trabajo
como debiera haberlo hecho, los hermanos habrían sido los medios
de salvar a muchas almas.—
Testimonies for the Church 6:295
.
Todos estos dones han de ser empleados en beneficiar a la huma-
nidad, en aliviar a los dolientes y menesterosos. Debemos alimentar
a los hambrientos, vestir a los desnudos, cuidar de la viuda y los
huérfanos, servir a los angustiados y oprimidos. Dios no quiso nunca
que existiese la extensa miseria que hay en el mundo. Nunca quiso
que un hombre tuviese abundancia de los lujos de la vida mientras
que los hijos de otros llorasen por pan. Los recursos que superan las
necesidades reales de la vida, son confiados al hombre para hacer
bien, para beneficiar a la humanidad. El Señor dice: “Vended lo que
poseéis y dad limosna.” Sed “dadivosos”, comunicad “con facili-
dad”. “Cuando haces banquete, llama a los pobres, los mancos, los
cojos, los ciegos.” “Desatar las ligaduras de impiedad”, “deshacer
los haces de opresión”, “dejar ir libres a los quebrantados”, “que
rompáis todo yugo”. “Que partas tu pan con el hambriento”, que
“a los pobres errantes metas en casa”. “Cuando vieres al desnudo,
lo cubras.” Que sacies “el alma afligida”. “Id por todo el mundo;
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predicad el Evangelio a toda criatura.” Estas son las órdenes del
Señor. ¿Está haciendo esta obra el conjunto de los que profesan ser
cristianos?—
Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 338, 339
.
Las buenas obras son el fruto que Cristo quiere que llevemos;
las palabras bondadosas, los hechos de benevolencia, de tierna con-
sideración para con el pobre, el necesitado, el afligido. Cuando los
corazones simpatizan con otros corazones agobiados por el desáni-
mo y el pesar, cuando la mano se extiende para ayudar al necesitado,
cuando se viste a los desnudos, y el forastero recibe la bienvenida
a vuestra casa y a vuestro corazón, los ángeles llegan muy cerca,
y semejante acción halla respuesta en el cielo. Todo acto de justi-
cia, misericordia y benevolencia, produce melodía en el cielo. El
Padre desde su trono contempla a los que realizan estos actos de