Página 265 - Servicio Cristiano (1981)

Basic HTML Version

Requisitos para el servicio cristiano eficaz
261
Bautista, toma un lugar humilde delante de Dios. El discípulo que
más se asemeja a un niño es el más eficiente en la labor para Dios.
Los seres celestiales pueden cooperar con aquel que no trata de
ensalzarse a sí mismo sino de salvar almas.—
El Deseado de Todas
las Gentes, 385
.
Templados
Ojalá que todo hijo de Dios sintiera la impresión de la necesidad
que hay de ser templado en el comer, en el vestir, y en el trabajo, a
fin de que pudiera hacer mejor obra para la causa de Dios. Cuando
el obrero ha estado bajo la presión del trabajo y los cuidados, y
está cansado mental y físicamente, ha de volverse y descansar por
[307]
un tiempo, no por mera complacencia propia, sino para que pueda
prepararse mejor para los deberes futuros. Tenemos un enemigo
vigilante, que está siempre tras nuestras huellas para sacar ventaja
de cada debilidad y hacer así que sus tentaciones sean eficaces para
el mal. Cuando la mente se ha esforzado demasiado y el cuerpo
está debilitado, él lo aprovecha y abruma el alma con sus más fieras
tentaciones, hasta causar la ruina del hijo de Dios. Economice el
obrero de Dios cuidadosamente sus fuerzas; y cuando se halle fatiga-
do por las tareas que descansan sobre él, apártese, descanse y tenga
comunión con Jesús.—
The Review and Herald, 14 de noviembre de
1893
.
El uso indebido de nuestras facultades físicas acorta el período
de tiempo en el cual nuestras vidas pueden ser usadas para la gloria
de Dios. Y ello nos incapacita para realizar la obra que Dios nos
ha dado para hacer. Al permitirnos formar malos hábitos, acostán-
donos a horas avanzadas, complaciendo el apetito a expensas de la
salud, colocamos los cimientos de nuestra debilidad. Descuidando
el ejercicio físico, cansando demasiado la mente o el cuerpo, des-
equilibramos el sistema nervioso. Los que así acortan su vida y se
incapacitan para el servicio al no tener en cuenta las leyes naturales,
son culpables de estar robando a Dios. Y están robando también a
sus semejantes. La oportunidad de bendecir a otros—la misma obra
para la cual Dios los envió al mundo—, ha sido estorbada por su
propia conducta. Y se han incapacitado para hacer aun aquello que
podían haber efectuado en un tiempo mucho más breve. El Señor nos