Página 34 - Servicio Cristiano (1981)

Basic HTML Version

30
Servicio Cristiano
su gracia. ... Nuestra influencia sobre los demás no depende tanto
de lo que decimos, como de lo que somos. Los hombres pueden
combatir y desafiar nuestra lógica, pueden resistir nuestras súplicas;
pero una vida de amor desinteresado es un argumento que no pueden
contradecir. Una vida consecuente, caracterizada por la mansedum-
bre de Cristo, es un poder en el mundo.—
El Deseado de Todas las
Gentes, 116
.
Aquellos que debieran haber sido la luz del mundo han brillado
sólo en forma débil y enfermiza. ¿Qué es la luz? Es piedad, bondad,
verdad, amor; es la revelación de la verdad en el carácter y en la vida.
El Evangelio depende de la piedad personal de los creyentes para su
poder agresivo, y Dios ha hecho provisión por medio de la muerte
de su Hijo amado, para que toda alma fuera ampliamente equipada
para toda buena obra. Toda alma ha de ser una luz brillante, que
muestre las alabanzas de Aquel que nos ha llamado de las tinieblas a
su luz maravillosa. “Porque nosotros coadjutores somos de Dios.” Sí,
colaboradores; esto significa realizar ferviente servicio en la viña del
Señor. Hay almas que deben ser salvadas, almas en nuestras iglesias,
en nuestras escuelas sabáticas y en nuestro vecindario.—
The Review
and Herald, 24 de marzo de 1891
.
Es trabajando por otros como ellos mantendrán sus propias almas
con vida. Si se hacen colaboradores con Jesús, veremos que la luz
en nuestras iglesias aumentará constantemente su fulgor, y enviará
[29]
sus rayos para penetrar en las tinieblas allende nuestros propios
límites.—
Historical Sketches of the Foreign Missions of the Seventh
Day Adventist, 291
.
“Vosotros sois la luz del mundo.” Los judíos pensaban limitar
los beneficios de la salvación a su propia nación; pero Cristo les
demostró que la salvación es como la luz del sol. Pertenece a todo
el mundo.—
El Deseado de Todas las Gentes, 262
.
Los corazones que responden a la influencia del Espíritu Santo,
son los conductos por medio de los cuales fluye la bendición de Dios.
Si los que sirven a Dios fuesen quitados de la tierra, y su Espíritu se
retirase de entre los hombres, este mundo quedaría en la desolación y
destrucción, como fruto del dominio de Satanás. Aunque los impíos
no lo saben, deben aún las bendiciones de esta vida a la presencia,
en el mundo, del pueblo de Dios, al cual desprecian y oprimen. Si
los cristianos lo son de nombre solamente, son como la sal que ha