Escuchar la voz de Cristo por medio de su palabra, 17 de abril
Entonces respondiendo Jesús les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras y el
poder de Dios.
Mateo 22:29
.
La voz de Dios nos habla por medio de su Palabra, y hay muchas voces que
vamos a oír; pero Cristo nos advirtió que debemos cuidarnos de los que nos
dijeren: “Aquí está el Cristo, o allí está”. Entonces, ¿cómo sabremos que los tales
no tienen la verdad a menos que cotejemos cada cosa con las Escrituras? Cristo
nos amonestó a que estemos alerta de los falsos profetas que vendrán a nosotros
en su nombre diciendo que son el Cristo.
Ahora, si ustedes toman la posición de que no tiene importancia que entiendan
las Escrituras por sí mismos, estarán en peligro de ser extraviados por esas doctri-
nas. Cristo ha dicho que habrá muchos que en el día del juicio retributivo dirán:
“Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera
demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?” Pero Cristo les responderá:
“Apartaos de mí, hacedores de maldad”.
Mateo 7:22, 23
.
Ahora bien, nosotros queremos entender qué es pecado: es la transgresión de
la ley de Dios. Esta es la única definición que dan las Escrituras. Por consiguiente,
vemos que los que pretenden ser guiados por Dios, pero se apartan de él y de su
ley, no escudriñan las Escrituras. Pero el Señor conducirá a su pueblo; porque
él dice que sus ovejas lo seguirán si oyen su voz, pero que no seguirán a un
extraño. Entonces, nos resulta apropiado comprender cabalmente las Escrituras. Y
no necesitamos inquirir si otros tienen la verdad, porque se echará de ver en sus
caracteres.
Se acerca el tiempo cuando Satanás obrará milagros directamente a la vista de
ustedes, proclamando que él es el Cristo; y si sus pies no están firmemente esta-
blecidos en la verdad de Dios, entonces ustedes serán apartados de su fundamento.
La única seguridad para ustedes es buscar la verdad como [se buscan los] tesoros
escondidos. Excaven en busca de la verdad como lo harían para hallar tesoros en
la tierra, y presenten la Palabra de Dios, la Biblia, delante de su Padre celestial,
y digan: “Ilumíname, enséñame qué es verdad”. Y cuando el Espíritu Santo en-
tre en su corazón, para grabar la verdad en el alma, no la dejarán desvanecerse
fácilmente.—
Fe y Obras, 56, 57
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