Página 169 - Ser Semejante a Jes

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Hacer lo correcto en los negocios, no sólo en la iglesia, 2 de
junio
Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros,
así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.
Mateo 7:12
.
Los que temen verdaderamente a Dios preferirán trabajar día y noche, y comer
el pan en la pobreza, antes que satisfacer un afán de ganancias que oprimiría a la
viuda y al huérfano, o despojaría al extraño de su derecho. Nuestro Salvador intentó
grabar en sus oyentes la idea de que la persona que se atreve a defraudar a su
prójimo en las cosas más pequeñas, lo defraudaría, si se presentara la oportunidad,
en cosas mayores. El menor desvío de la rectitud quebranta las barreras y prepara
el corazón para cometer mayores injusticias. Por precepto y por ejemplo, Cristo
enseñó que la más estricta integridad debe gobernar las acciones que ejecutamos
al relacionarnos con nuestros semejantes. Dijo el divino Maestro: “Así que, todas
las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced
vosotros con ellos”.
En la medida en que alguien esté dispuesto a sacar ventajas para sí de las
desventajas de otro, su alma se vuelve insensible a la influencia del Espíritu de
Dios. La ganancia obtenida a un costo tal es una terrible pérdida. Es mejor pasar
necesidad que mentir; mejor pasar hambre que estafar; mejor morir que pecar. La
extravagancia, la extralimitación, la extorsión, fomentadas por los que profesan
piedad, están corrompiendo su fe y destruyendo su espiritualidad. La iglesia es
en gran medida responsable por los pecados cometidos por sus miembros. Presta
apoyo al mal si no alza su voz contra él. La influencia que la iglesia debe temer
más no es la de los opositores abiertos, ateos y blasfemos, sino la de los que
profesan ser cristianos y son inconsistentes. Éstos son los únicos que retienen las
bendiciones del Dios de Israel...
El mundo de los negocios no yace afuera de los límites del gobierno de Dios.
La religión verdadera no consiste meramente en hacer alarde de ostentación el
sábado y exhibirse en la iglesia; es para cada día y para cada lugar. Sus demandas
deben ser reconocidas y obedecidas en cada acto de la vida. Los que posean
el artículo legítimo mostrarán en todos sus asuntos de negocios una percepción
tan clara de lo correcto como cuando ofrecen sus súplicas ante el trono de la
gracia.—
The Southern Watchman, 10 de mayo de 1904
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