Página 186 - Ser Semejante a Jes

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Establecer prioridades correctas para la vida, 19 de junio
Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas
os serán añadidas.
Mateo 6:33
.
Acada lado hay lo que tentaría al cristiano a abandonar el camino estrecho;
pero los que deseen perfeccionar un carácter idóneo para la eternidad deben
tomar la voluntad de Dios como norma, y separarse por completo de lo que le
desagrada. Miles son traicionados por el pecado porque desguarnecen... el corazón.
Se dedican por completo a los cuidados de este mundo, y expulsan de su corazón
la verdadera piedad. Se apresuran impacientemente en la especulación, tratando
de acumular tesoros de este mundo. De esa manera se colocan en donde les es
imposible adelantar en la vida cristiana. “Sed sobrios y velad en oración”.
1 Pedro
4:7
. Y mientras oran, esfuércense fervientemente por guardar su corazón de toda
contaminación, porque la oración sin hacer esfuerzos es una burla solemne.
“No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al
mundo, el amor del Padre no está en él”.
1 Juan 2:15
. Cada momento de nuestro
tiempo le pertenece a Dios y no tenemos derecho a cargarnos con cuidados
de tal manera que no haya lugar en nuestro corazón para su amor. Al mismo
tiempo, debemos obedecer la orden: “En lo que requiere diligencia, no perezosos”.
Romanos 12:11
. Debemos trabajar para tener qué dar al que sufre necesidad. Dios
no desea que permitamos que se herrumbren nuestras energías por la inacción.
Los cristianos deben trabajar; deben ocuparse en negocios, y pueden seguir hasta
un cierto límite en esta línea, sin cometer pecado contra Dios. Pero demasiado a
menudo los cristianos permiten que los cuidados de esta vida tomen el tiempo
que pertenece a Dios. Dedican sus momentos preciosos de tiempo a los negocios
o pasatiempos. Todas sus energías se emplean en adquirir tesoros terrenales. Al
obrar de esa manera, se colocan en terreno prohibido.
Muchos profesos cristianos son muy cuidadosos para que todas sus transaccio-
nes comerciales lleven el sello de la honestidad más estricta, pero la deshonestidad
señala sus relaciones con Dios. Absortos en los negocios mundanales, fallan en
llevar a cabo los deberes debidos a los que están a su alrededor. Sus hijos no
se crían en el temor y la amonestación del Señor. Se descuida el altar familiar;
la devoción privada queda en el olvido. En vez de colocar en primer lugar los
intereses eternos, sólo se les da un segundo lugar. Se roba a Dios porque sus
mejores pensamientos se entregan al mundo y su tiempo se gasta en cosas de
menor importancia. De esa forma quedan arruinados, no por su deshonestidad al
tratar con otros, sino porque han defraudado a Dios de lo que es legítimamente
suyo.—
The Signs of the Times, 17 de diciembre de 1896
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