Página 190 - Ser Semejante a Jes

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Ser compasivos cuando la pobreza es inevitable, 23 de junio
Pobreza y vergüenza tendrá el que menosprecia el consejo; mas el que
guarda la corrección recibirá honra.
Proverbios 13:18
.
En la parábola, el Señor hizo comparecer ante sí al despiadado deudor y le
dijo: “Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No
debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia
de ti? Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase
todo lo que debía. Así”, dijo Jesús, “mi Padre celestial hará con vosotros si no
perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas”.
Mateo 18:32-35
.
El que rehúsa perdonar está desechando por este hecho su propia esperanza de
perdón.
Pero no se deben aplicar mal las enseñanzas de esta parábola. El perdón de Dios
hacia nosotros no disminuye en lo más mínimo nuestro deber de obedecerle. Así
también el espíritu de perdón hacia nuestros prójimos no disminuye la demanda
de las obligaciones justas. En la oración que Jesús enseñó a sus discípulos dijo:
“Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros
deudores”.
Mateo 6:12
.
Con esto no quiso decir que para que se nos perdonen nuestros pecados no
debemos requerir las deudas justas de nuestros deudores. Si no pueden pagar,
aunque sea por su administración imprudente, no han de ser echados en prisión,
oprimidos o tratados ásperamente; pero la parábola no nos enseña que fomentemos
la indolencia. La Palabra de Dios declara que “si alguno no quiere trabajar,
tampoco coma”.
2 Tesalonicenses 3:10
.
El Señor no exige que el trabajador sostenga a otros en la ociosidad. Hay
muchos que llegan a la pobreza y a la necesidad porque malgastan el tiempo o
no se esfuerzan. Si esas faltas no son corregidas por los que las abrigan, todo lo
que se haga en su favor será como poner un tesoro en una bolsa agujereada. Sin
embargo, hay cierta clase de pobreza que es inevitable, y hemos de manifestar
ternura y compasión hacia los infortunados. Deberíamos tratar a otros así como
a nosotros nos gustaría ser tratados en circunstancias semejantes.—
Palabras de
Vida del Gran Maestro, 192, 193
.
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