Página 202 - Ser Semejante a Jes

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Dios ha enviado advertencias, pero pocos son los que escuchan,
3 de julio
Acontecerá en aquel tiempo que yo escudriñaré a Jerusalén con linterna, y
castigaré a los hombres que reposan tranquilos como el vino asentado, los
cuales dicen en su corazón: Jehová ni hará bien ni hará mal.
Sofonías 1:12
.
Nos estamos acercando al fin del tiempo. Me ha sido mostrado que los juicios
retributivos de Dios ya están sobre la tierra. El Señor nos ha advertido de los
acontecimientos que están por suceder. Resplandece la luz de su Palabra, y sin
embargo las tinieblas cubren la tierra y densa oscuridad los pueblos. “Que cuando
dirán paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción de repente... y no
escaparán”.
1 Tesalonicenses 5:3
.
Es nuestro deber inquirir la causa de estas terribles tinieblas para que podamos
evitar la conducta por la cual los seres humanos han atraído sobre sí mismos tan
grande engaño. Dios ha dado al mundo una oportunidad de aprender y obedecer
su voluntad. Les ha dado, en su Palabra, la luz de la verdad; les ha enviado
advertencias, consejos y amonestaciones; pero pocos quieren obedecer su voz. Al
igual que la nación judía, la mayoría, aun de los cristianos profesos, se enorgullece
de sus magníficas ventajas pero no agradece a Dios por esas grandes bendiciones.
En su misericordia infinita, Dios ha enviado al mundo un último mensaje de
amonestación, anunciando que Cristo está a la puerta, y llamando la atención
a la quebrantada ley de Dios. Pero así como los antediluvianos rechazaron con
desprecio la amonestación de Noé, así también los amadores de placeres de hoy
rechazarán el mensaje de los fieles siervos de Dios. El mundo prosigue en su giro
constante, absorto como nunca en los negocios y placeres, mientras la ira de Dios
está por caer sobre los transgresores de su ley.
Nuestro compasivo Redentor, previendo los peligros que rodearían a sus
discípulos en este tiempo, les dio una amonestación especial: “Tengan cuidado, no
sea que se les endurezca el corazón por el vicio, la embriaguez y las preocupaciones
de esta vida. De otra manera aquel día caerá de improviso sobre ustedes, pues
vendrá como una trampa sobre todos los habitantes de la tierra. Estén siempre
vigilantes, y oren para que puedan escapar de todo lo que está por suceder, y
presentarse delante del Hijo del hombre”.
Lucas 21:34-36 (NVI)
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Testimonies
for the Church 5:99, 100
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