Página 215 - Ser Semejante a Jes

Basic HTML Version

Afrontar dificultades desarrolla el músculo espiritual, 16 de
julio
El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino
que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino
que todos procedan al arrepentimiento.
2 Pedro 3:9
.
En tiempo de tentación pareciera que perdemos de vista el hecho de que
Dios nos prueba para demostrar la calidad de nuestra fe, y para que a la venida
de Jesús podamos tributarle alabanza, honor y gloria. El Señor nos coloca en
diferentes situaciones para desarrollarnos. Si tenemos defectos de carácter que no
conocemos, nos disciplina para que veamos esos defectos y podamos vencerlos.
Él ha dispuesto que nos encontremos en diferentes circunstancias para que
hagamos frente a diversas tentaciones. Cuántas veces, cuando nos encontramos
en una situación difícil, pensamos: “Esto es un error pasmoso. Cómo quisiera
haber quedado donde estaba antes”. ¿Pero por qué no están satisfechos? Se debe
a que esa circunstancia particular ha servido para mostrarles nuevos defectos de
su carácter; pero no se revela nada sino lo que estaba en ustedes. ¿Qué harán
cuando sean probados por designio del Señor? Deben hacer frente a la emergencia
y vencer sus defectos de carácter.
El contacto con las dificultades les dará músculo y fibra espirituales. Se
harán fuertes en Cristo si soportan el proceso probatorio. Pero si critican su
situación y a cada uno a su alrededor, sólo se debilitarán. He visto a personas que
siempre estaban criticando cada cosa y a todos a su alrededor, pero la falta estaba
en ellos mismos. Tenían necesidad de caer sobre la Roca y ser quebrantados.
Se sentían completos en su propia justicia propia. Las adversidades que nos
suceden, nos suceden para probarnos. El enemigo de nuestra alma está trabajando
continuamente contra nosotros, pero se nos revelarán nuestros defectos de carácter,
y cuando nos sean evidentes, en vez de criticar a otros, digamos: “Me levantaré e
iré a mi Padre”.
Cuando comenzamos a comprender que somos pecadores, y caemos sobre la
Roca para ser quebrantados, nos rodean los brazos eternos y somos colocados cerca
del corazón de Jesús. Entonces seremos cautivados por su belleza y quedaremos
disgustados con nuestra propia justicia. Necesitamos acercarnos a los pies de la
cruz. Mientras más nos humillemos allí, más excelso nos parecerá el amor de
Dios.—
The Review and Herald, 6 de agosto de 1889
.
A Fin de Conocerle, 284
.
[205]
211