El motivo determina el valor de nuestros actos, 18 de julio
Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os digo que esta
viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca; porque
todos han echado de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo
que tenía, todo su sustento.
Marcos 12:43, 44
.
Es el motivo lo que da carácter a nuestros actos, marcándolos con ignominia
o con alto valor moral. No son las cosas grandes que todo ojo ve y que toda
lengua alaba lo que Dios tiene por más precioso. Los pequeños deberes cumplidos
alegremente, los pequeños donativos dados sin ostentación, y que a los ojos
humanos pueden parecer sin valor, se destacan con frecuencia más altamente a su
vista. Un corazón lleno de fe y de amor es más apreciable para Dios que el don
más costoso.
La pobre viuda dio lo que necesitaba para vivir al dar lo poco que dio. Se privó
de alimento para entregar esas dos blancas a la causa que amaba. Y lo hizo con fe,
creyendo que su Padre celestial no pasaría por alto su gran necesidad. Fue este
espíritu abnegado y esta fe infantil lo que mereció el elogio del Salvador.
Entre los pobres hay muchos que desean demostrar su gratitud a Dios por
su gracia y verdad. Anhelan participar con sus hermanos más prósperos en el
sostenimiento de su servicio. Estas almas no deben ser repelidas. Permítaseles
poner sus blancas en el Banco del cielo. Si las dan con corazón lleno de amor
por Dios, estas aparentes bagatelas llegan a ser donativos consagrados, ofrendas
inestimables que Dios aprecia y bendice.
Cuando Jesús dijo acerca de la viuda: “Echó más que todos”, sus palabras
expresaron la verdad no sólo en cuanto al motivo, sino también acerca de los
resultados de su don. Las “dos blancas”, que son un maravedí, han traído a la
tesorería de Dios una cantidad de dinero mucho mayor que las contribuciones
de aquellos judíos ricos. La influencia de ese pequeño donativo ha sido como un
arroyo, pequeño en su principio, pero que se ensancha y se profundiza a medida
que va fluyendo en el transcurso de los siglos. Ha contribuido de mil maneras al
alivio de los pobres y a la difusión del evangelio.
El ejemplo de abnegación de esa mujer ha obrado y vuelto a obrar en miles
de corazones en todo país, en toda época. Ha impresionado tanto a ricos como
a pobres, y sus ofrendas han aumentado el valor de su donativo. La bendición
de Dios sobre las blancas de la viuda ha hecho de ellas una fuente de grandes
resultados. Así también sucede con cada don entregado y todo acto realizado con
un sincero deseo de glorificar a Dios. Está vinculado con los propósitos de la
Omnipotencia. Nadie puede medir sus resultados para el bien.—
El Deseado de
Todas las Gentes, 567, 568
.
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