Seguir el consejo divino para conservar la salud, 22 de octubre
Entonces el suegro de Moisés le dijo: No está bien lo que haces.
Desfallecerás del todo, tú y también este pueblo... porque el trabajo es
demasiado pesado para ti; no podrás hacerlo tú solo.
Éxodo 18:17, 18
.
Cuando hacemos todo lo que está de nuestra parte para tener salud, entonces
podemos esperar que sigan benditos resultados, y podemos pedir a Dios con fe que
bendiga nuestros esfuerzos para la preservación de la salud. Él entonces contestará
nuestra oración si su nombre puede ser glorificado por ello. Pero entiendan todos
que tienen una obra que hacer. Dios no obrará de una manera milagrosa para
preservar la salud de personas que están siguiendo una conducta que los lleva con
seguridad a la enfermedad.
Una cuidadosa conformidad de nuestra parte a las leyes que Dios ha implantado
en nuestro ser, asegurará la salud, y no se producirá un quebrantamiento de la
constitución.
Muchos me han preguntado: ¿Cuál es el mejor proceder que puedo seguir para
conservar mi salud? Mi respuesta es la siguiente: Dejen de transgredir las leyes
de su ser; dejen de gratificar un apetito depravado; coman alimentos sencillos;
vístanse en forma saludable, lo cual exigirá modesta sencillez; trabajen en forma
sana, y no estarán enfermos... Muchos están sufriendo como consecuencia de
la transgresión de sus padres. No pueden ser censurados por los pecados de sus
padres, pero no obstante es su deber indagar en qué punto violaron sus padres
las leyes de su ser, y en dónde estuvieron equivocados los hábitos de sus padres.
Entonces debieran cambiar su propio proceder y colocarse, por medio de hábitos
correctos, en una relación mejor con la salud.
La acción armoniosa y saludable de todas las facultades del cuerpo y la mente
produce felicidad; mientras más elevadas y limpias sean estas facultades, más pura
y genuina será la felicidad. Una existencia sin propósitos es una muerte en vida.
La mente debería preocuparse de los temas que se refieren a nuestros intereses
eternos. Esto contribuirá a la salud del cuerpo y de la mente. El Señor se ha
comprometido a mantener esta maquinaria viviente en funcionamiento saludable
si el agente humano obedece sus leyes y colabora con Dios. El Señor le ha dado
a su pueblo un mensaje en cuanto a la reforma pro salud. Esta luz ha estado
brillando sobre su sendero por [muchos] años, y el Señor no puede sostener a
sus siervos en un proceder que la contrarreste... La luz que Dios ha dado sobre
la reforma pro salud no puede ser tratada con ligereza, sin perjuicio para los que
intentan jugar con ella, y ningún ser humano puede esperar triunfar en la obra de
Dios mientras, por precepto y por ejemplo, actúa en oposición a la luz que Dios
ha enviado.—
Healthful Living, 30-32 (1897)
(, 1898).
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