Página 343 - Ser Semejante a Jes

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Victoria segura para los que obedecen las órdenes de Cristo, 16
de noviembre
Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es
la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. No apaguéis al
Espíritu. No menospreciéis las profecías. Examinadlo todo; retened lo
bueno.
1 Tesalonicenses 5:16-21
.
Cristo vino a nuestro mundo como el garante de la humanidad preparando
el camino para que todos obtengan la victoria, dándoles poder moral. No es su
voluntad que alguien sea colocado en desventaja. No quiere que quienes están
luchando para vencer sean intimidados y desanimados por los asaltos astutos de la
serpiente. “Confiad”, dice, “yo he vencido al mundo”.
Juan 16:33
.
Con semejante General que nos dirige a la victoria, podemos tener verdadera-
mente gozo y valor. Él vino como nuestro Campeón. Él considera debidamente
la batalla que debemos librar todos los que estamos en enemistad con Satanás.
Extiende ante sus seguidores un plan de batalla, señalando sus peculiaridades y
severidad, y les advierte que no se unan a su ejército sin primero calcular el costo.
Les dice que la vasta confederación del mal está en orden de batalla contra ellos,
y les muestra que están luchando por un mundo invisible, y que su ejército no
está compuesto solamente por seres humanos. Sus soldados son cooperadores
con los seres celestiales, y Uno mayor que los ángeles está en sus filas; porque el
Espíritu Santo, el representante de Cristo, está allí. Después Cristo convoca a cada
seguidor decidido, a cada verdadero soldado, a luchar por él, asegurando que hay
liberación para todos los que obedezcan sus órdenes. Si los soldados de Cristo
miran fielmente a su Capitán para recibir sus órdenes, les acompañará el éxito en
su lucha contra el enemigo. No importa la manera como puedan ser acosados, al
fin serán triunfadores.
Sus debilidades pueden ser muchas, sus pecados grandes, su ignorancia apa-
rentemente insuperable; pero si se dan cuenta de su debilidad y acuden a Jesús
por ayuda, él será su eficiencia. Él siempre está dispuesto a iluminar su torpeza
y a vencer su pecaminosidad. Si se aprovechan de su poder, sus caracteres serán
transformados; serán cercados con una atmósfera de luz y santidad. Por medio
de sus méritos y del poder que les imparte, serán “más que vencedores”. Les será
dada ayuda sobrenatural, capacitándolos en su debilidad para hacer las obras de la
omnipotencia.
Los que luchan por Cristo están luchando a la vista del universo celestial, y
deben ser soldados, no cobardes... Deben mirar por la fe con calma sobre cada
enemigo, exclamando: “Luchamos la buena batalla de la fe bajo la orden de un
Poder omnipotente. Porque él vive, nosotros también viviremos”.—
The Signs of
the Times, 27 de mayo de 1897
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