Podemos recibir la gracia ilimitada de Dios para hacer el bien,
23 de noviembre
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos,
¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los
que le pidan?
Mateo 7:11
.
Todos estamos bajo la obligación de negarnos diariamente por causa de Cristo.
Dice Jesús: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su
cruz cada día, y sígame... Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede
ser mi discípulo”
Lucas 9:23
;
14:27
.
Mientras invoquemos a Dios a cada paso, suplicando la sabiduría divina
mientras avanzamos, buscando luz y gracia para que en todas y cada una de las
circunstancias hagamos a otros como quisiéramos que nos hicieran si estuviéramos
en su lugar, sentiremos la necesidad de cumplir la anchura y la profundidad de
los requerimientos de la santa ley de Dios. De esa manera perderemos de vista
el yo y miraremos a Jesús, el Autor y Consumador de nuestra fe; echaremos los
fundamentos de las obras de misericordia, benevolencia, compasión y amor que
se comparan al oro, la plata y las piedras preciosas, que el fuego del último día no
podrá consumir.
El Señor Jesús es nuestra eficiencia en todo; su Espíritu ha de ser nuestra
inspiración; y al ponernos en sus manos para ser conductos de luz, nuestros
medios para hacer el bien nunca se agotarán, porque las fuentes del poder de
Cristo están a nuestras órdenes. Podemos aprovechar su plenitud y recibir la gracia
que no tiene límite. El Capitán de nuestra salvación quiere enseñarnos a cada paso
que hay un poder omnipotente que está a disposición de la fe viva. Dice Jesús:
“Separados de mí nada podéis hacer”; pero de nuevo declara que “aun mayores
hará, porque yo voy al Padre”
Juan 15:5
;
14:12
.
Debemos orar sin cesar. Al suplicar al trono de la gracia en el nombre de
Cristo, la promesa es segura: “Todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo
dará. Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que
vuestro gozo sea cumplido”.
Juan 16:23, 24
. Cuando hacen de Dios su confianza,
cuando claman a él con todo su corazón, lo encontrarán. “Entonces invocarás, y
te oirá Jehová; clamarás, y dirá él: Heme aquí”.
Isaías 58:9
.—
The Review and
Herald, 30 de octubre de 1894
.
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