La palabra de Dios es la suprema autoridad, 4 de febrero
Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas,
como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el
obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de
los carneros.
1 Samuel 15:22
.
La palabra del Señor debe obedecerse sin discusión; debe ser la autoridad
suprema en nuestra vida. Saúl se apartó del mandamiento expreso del Señor, y
trató de acallar los remordimientos de la conciencia convenciéndose a sí mismo
de que el Señor aceptaría su sacrificio y pasaría por alto su desobediencia. Cuando
el profeta Samuel vino para encontrarlo, Saúl actuó como si se considerara un
hombre recto, y exclamó: “Bendito seas tú de Jehová; yo he cumplido la palabra
de Jehová”.
1 Samuel 15:13
.
Pero las muestras inconfundibles de su desobediencia eran tan palpables, que
su afirmación de obediencia tenía poco peso. “Samuel entonces dijo: ¿Pues qué
balido de ovejas y bramido de vacas es este que yo oigo con mis oídos? Y Saúl
respondió: De Amalec los han traído; porque el pueblo perdonó lo mejor de
las ovejas y de las vacas para sacrificarlas a Jehová tu Dios, pero lo demás lo
destruimos”.
1 Samuel 15:14, 15
. “Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en
los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová?
Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que
la grosura de los carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebelión,
y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de
Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey”.
1 Samuel 15:22, 23
...
La palabra de Dios debe ser de autoridad suprema. Dice el Señor: “No olvidaré
mi pacto, ni mudaré lo que ha salido de mis labios”.
Salmos 89:34
. Dios no podría
cambiar un ápice de su ley sin dejar de ser supremo. La gente no puede torcer la
ley de Dios para adaptarla a sus ideas, y, fallando en comprometerse en estar en
armonía con ella, traspasan sus mandamientos y violan sus preceptos. Demasiado
tarde va a aprender el mundo que no puede juzgar la palabra de Dios, sino que la
palabra de Dios lo juzgará. ¡Ojalá que cada uno considere cuán necio y malvado
es contender con Dios! ¡Ojalá que dejen de oponer su voluntad contra la voluntad
del Infinito! Además, los que se oponen a Dios aprenderán que, al hacerlo así, han
abandonado la única senda que conduce a la santidad, la felicidad y el cielo.—
The
Signs of the Times, 9 de enero de 1896
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