Página 61 - Ser Semejante a Jes

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La obediencia dará como resultado la felicidad, 20 de febrero
Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en
camino de pecadores... sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su
ley medita de día y de noche.
Salmos 1:1, 2
.
Es esencial que cada súbdito del reino de Dios sea obediente a la ley de Jehová,
para que su gloria infinita pueda tener un establecimiento perfecto. Los profesos
seguidores de Cristo son probados en esta vida para ver si serán o no obedientes a
Dios. La obediencia dará como resultado la felicidad, y asegurará la recompensa
de la vida eterna.
El fracaso por parte de Adán en un punto resultó en consecuencias terribles, y
el pecado se ha desarrollado hasta proporciones tan vastas, que no se puede medir.
Pero en medio de la rebelión y apostasía, en medio de los que fueron desleales,
impenitentes y obstinados, Dios mira hacia abajo, sobre los que le aman y guardan
sus mandamientos, y dice: “Yo amo a los que me aman”, y haré que tengan su
heredad.
Proverbios 8:17, 21
. “Yo tomaré venganza de mis enemigos, y daré la
retribución a los que me aborrecen”.
Deuteronomio 32:41
.
Cristo vivió de acuerdo con los principios del gobierno moral de Dios, y
cumplió las especificaciones de la ley de Dios. Representó los beneficios de la ley
en su vida humana.
El hecho de que la ley es santa, justa y buena debe ser puesto de manifiesto
delante de todas las naciones, las lenguas y los pueblos, delante de los mundos
no caídos, los ángeles, los serafines y los querubines. Los principios de la ley de
Dios se manifiestan en el carácter de Jesucristo, y los que cooperan con Cristo,
llegando a participar de la naturaleza divina, desarrollan el carácter divino y se
convierten en una ilustración de la ley divina. Cristo en el corazón conducirá al ser
entero, espíritu, alma y cuerpo, a que esté cautivo a la obediencia de justicia. Los
verdaderos seguidores de Cristo estarán en conformidad con la mente, la voluntad
y el carácter de Dios, y los principios trascendentales de la ley se demostrarán en
la humanidad...
Satanás ha declarado que Dios no sabía nada de abnegación, misericordia y
amor, sino que era severo, exigente e implacable. Satanás nunca probó el amor
perdonador de Dios porque nunca ejerció un genuino arrepentimiento. Sus repre-
sentaciones de Dios eran incorrectas; fue un falso testigo, un acusador de Cristo,
y un acusador de todos los que se sacuden el yugo satánico y vuelven a rendir
una lealtad de corazón al Dios del cielo.—
The Review and Herald, 9 de marzo de
1897
.
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