Página 100 - La Segunda Venida y el Cielo (2003)

Basic HTML Version

96
La Segunda Venida y el Cielo
cia limitada puede comprender la gloria del paraíso de Dios.—
El
Conflicto de los Siglos, 654
.
El jardín del Edén restaurado
—El huerto del Edén permane-
ció en la tierra mucho tiempo después que el hombre fuera expulsado
de sus agradables senderos. Durante mucho tiempo después, se le
permitió a la raza caída contemplar de lejos el hogar de la inocencia,
cuya entrada estaba vedada por los vigilantes ángeles. En la puerta
del paraíso, custodiada por querubines, se revelaba la gloria divina.
Allí iban Adán y sus hijos a adorar a Dios. Allí renovaban sus votos
de obediencia a aquella ley cuya transgresión los había arrojado del
Edén. Cuando la ola de iniquidad cubrió al mundo, y la maldad de
los hombres trajo su destrucción por medio del diluvio, la mano
que había plantado el Edén lo quitó de la tierra. Pero en la final
restitución, cuando haya “un cielo nuevo, y una tierra nueva”, ha de
ser restaurado más gloriosamente embellecido que al principio.
[129]
Entonces los que hayan guardado los mandamientos de Dios
respirarán llenos de inmortal vigor bajo el árbol de la vida; y a
través de las edades sin fin los habitantes de los mundos sin pecado
contemplarán en aquel huerto de delicias un modelo de la perfecta
obra de la creación de Dios, incólume de la maldición del pecado,
una muestra de lo que toda la tierra hubiera llegado a ser si el hombre
hubiera cumplido el glorioso plan de Dios.—
El Hogar Cristiano,
488
.
Los redimidos crecerán hasta alcanzar la “estatura perfec-
ta”
—Todas las imperfecciones y deformidades quedan en la tumba.
Reintegrados en su derecho al árbol de la vida, en el desde tanto tiem-
po perdido Edén, los redimidos crecerán hasta alcanzar la estatura
perfecta de la raza humana en su gloria primitiva. Las últimas seña-
les de la maldición del pecado serán quitadas, y los fieles discípulos
de Cristo aparecerán en “la hermosura de Jehová nuestro Dios”,
reflejando en espíritu, cuerpo y alma la imagen perfecta de su Señor.
¡Oh maravillosa redención, tan descrita y tan esperada, contemplada
con anticipación febril, pero jamás enteramente comprendida!—
El
Conflicto de los Siglos, 703
.
La visión de la Señora White de la tierra nueva
—Con Jesús
al frente, descendimos todos de la ciudad a la tierra, y nos posamos
sobre una gran montaña que, incapaz de sostener a Jesús, se partió en
dos, de modo que quedó hecha una vasta llanura. Miramos entonces