Página 102 - La Segunda Venida y el Cielo (2003)

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La Segunda Venida y el Cielo
res. Toda clase de árboles hermoseaban los alrededores del templo:
el boj, el pino, el abeto, el olivo, el mirto, el granado y la higuera
doblegada bajo el peso de sus maduros higos, todos embellecían
aquel paraje. Cuando íbamos a entrar en el santo templo, Jesús alzó
su melodiosa voz y dijo: “Únicamente los 144.000 entran en este
lugar”. Y exclamamos: “¡Aleluya!”
Este templo estaba sostenido por siete columnas de oro trans-
parente, con engastes de hermosísimas perlas. No me es posible
describir las maravillas que vi. ¡Oh, si yo supiera el idioma de Ca-
naán ¡Entonces podría contar algo de la gloria del mundo mejor!
Vi tablas de piedra en que estaban esculpidos en letras de oro los
nombres de los 144.000. Después de admirar la gloria del templo,
salimos y Jesús nos dejó para ir a la ciudad. Pronto oímos su ama-
ble voz que decía: “Venid, pueblo mío; habéis salido de una gran
tribulación y hecho mi voluntad. Sufristeis por mí. Venid a la cena,
que yo me ceñiré para serviros”. Nosotros exclamamos: “¡Alelu-
ya! ¡Gloria!” y entramos en la ciudad. Vi una mesa de plata pura,
de muchos kilómetros de longitud y sin embargo nuestra vista la
abarcaba toda. Vi el fruto del árbol de la vida, el maná, almendras,
higos, granadas, uvas y muchas otras especies de frutas. Le rogué
a Jesús que me permitiese comer del fruto y respondió: “Todavía
no. Quienes comen del fruto de este lugar ya no vuelven a la tierra.
Pero si eres fiel, no tardarás en comer del fruto del árbol de la vida y
beber del agua del manantial”. Y añadió: “Debes volver de nuevo
a la tierra y referir a otros lo que se te ha revelado”. Entonces un
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ángel me transportó suavemente a este oscuro mundo.—
Primeros
Escritos, 17-19
.
En el cielo todo es pureza y paz
—Solo a través de Cristo usted
puede estar seguro del cielo, donde todo es pureza, santidad, paz y
bienaventuranza, donde hay glorias que ningún labio mortal puede
describir. Lo más cerca que podemos llegar a una descripción de
la recompensa que aguarda al vencedor es decir que es un peso
de gloria mucho más abundante y eterno. Será una eternidad de
bienaventuranza, una bendita eternidad, revelando nuevas glorias
por las edades sin fin.—
Testimonies for the Church 8:131
.
No habrá árbol del bien y del mal en la tierra nueva
—En la
escuela de la vida futura no se hallarán todas las condiciones de la
primera escuela del Edén. Ningún árbol del conocimiento del bien y