Página 111 - La Segunda Venida y el Cielo (2003)

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La escuela celestial
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dos. Han frustrado el propósito del ladrón y desviado el golpe del
destructor.
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Aunque los gobernantes de este mundo lo ignoren, a menudo los
ángeles han hablado en sus concilios. Los han contemplado los ojos
humanos. Los oídos humanos han escuchado sus pedidos. En tribu-
nales y cortes de justicia, los mensajeros celestiales han defendido la
causa de los perseguidos y oprimidos. Han desbaratado propósitos
y detenido males que hubieran causado oprobio y sufrimiento a los
hijos de Dios. Todo esto se revelará a los alumnos de la escuela
celestial.
Todo redimido comprenderá la obra de los ángeles en su propia
vida. ¡Qué sensación le producirá conversar con el ángel que fue su
guardián desde el primer momento; que vigiló sus pasos y cubrió su
cabeza en el día de peligro; que estuvo con él en el valle de la sombra
de muerte, que señaló su lugar de descanso, que fue el primero en
saludarlo en la mañana de la resurrección, y conocer por medio de
él la historia de la intervención divina en la vida individual, de la
cooperación celestial en toda obra en favor de la humanidad!
Entonces serán aclaradas todas las perplejidades de la vida. Don-
de a nosotros nos pareció ver sólo confusión y desilusión, propósitos
quebrantados y planes desbaratados, se verá un propósito grandioso,
dominante, victorioso, y una armonía divina.
Allí, todos los que obraron con espíritu abnegado verán el fruto
de sus labores. Se verá el resultado de la aplicación de cada principio
recto y la realización de toda acción noble. Algo de ello vemos
ahora. Pero, ¡cuán poco del resultado de la obra más noble del
mundo llega a ver en esta vida el que la hace! ¡Cuántos trabajan
abnegada e incansablemente por los que pasan más allá de su alcance
y conocimiento! Los padres y maestros caen en su último sueño con
la sensación de que ha sido fútil la obra de su vida; no saben que su
fidelidad ha abierto manantiales de bendición que nunca dejarán de
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fluir; sólo por la fe ven a los hijos que han criado transformarse en
una bendición e inspiración para sus semejantes, y ven multiplicarse
mil veces su influencia. Más de un obrero envía al mundo mensajes
de fortaleza, esperanza y valor, palabras portadoras de bendición
para los habitantes de todos los países. Mas él poco sabe de los
resultados mientras trabaja en la oscuridad y la soledad. Así se hacen
dádivas, se llevan responsabilidades y se hace la obra. Los hombres