Página 119 - La Segunda Venida y el Cielo (2003)

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El día se acerca
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Permitamos que las aflicciones que tanto nos apenan y agravian sean
lecciones instructivas, que nos enseñen a avanzar hacia el blanco del
premio de nuestra alta vocación en Cristo. Sintámonos alentados
por el pensamiento de que el Señor vendrá pronto. Alegre nuestro
corazón esta esperanza. “Aún un poquito, y el que ha de venir vendrá,
y no tardará”.
Hebreos 10:37
. Bienaventurados son aquellos siervos
que, cuando venga su Señor, sean hallados velando.
Vamos hacia la patria. El que nos amó al punto de morir por
nosotros, nos ha edificado una ciudad. La nueva Jerusalén es nuestro
lugar de descanso. No habrá tristeza en la ciudad de Dios. Nunca
más se oirá el llanto ni la endecha de las esperanzas destrozadas y de
los afectos tronchados. Pronto las vestiduras de pesar se trocarán por
el manto de bodas. Pronto presenciaremos la coronación de nuestro
Rey. Aquellos cuya vida quedó escondida con Cristo, aquellos que
en esta tierra pelearon la buena batalla de la fe, resplandecerán con
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la gloria del Redentor en el reino de Dios.
No transcurrirá mucho tiempo antes que veamos a Aquel en
quien ciframos nuestras esperanzas de vida eterna. Y en su presencia
todas las pruebas y los sufrimientos de esta vida serán como nada.
“No perdáis pues vuestra confianza que tiene grande remuneración
de galardón: porque la paciencia os es necesaria; para que, habiendo
hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Porque aún un
poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará”.
Hebreos 10:35-
37
. Alzad los ojos, sí, alzad los ojos, y permitid que vuestra fe
aumente de continuo. Dejad que esta fe os guíe a lo largo de la
senda estrecha que, pasando por las puertas de la ciudad de Dios,
nos lleva al gran más allá, al amplio e ilimitado futuro de gloria
destinado a los redimidos. “Pues, hermanos, tened paciencia hasta
la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto
de la tierra, aguardando con paciencia, hasta que reciba la lluvia
temprana y tardía. Tened también vosotros paciencia; confirmad
vuestros corazones: porque la venida del Señor se acerca”.
Santiago
5:7, 8
.—
Testimonios para la Iglesia 9:227-229
.
Podemos apresurar su venida
—Cristo nos dice cuándo será
introducido el día de su reino. No nos dice que todo el mundo será
convertido, sino que “será predicado este evangelio del reino en
todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces
vendrá el fin”.
Mateo 24:14
. Al dar el evangelio al mundo, tenemos