Página 126 - La Segunda Venida y el Cielo (2003)

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La Segunda Venida y el Cielo
El cielo comienza aquí
—A medida que entramos por Jesús en
el descanso, empezamos aquí a disfrutar del cielo. Respondemos a su
invitación: “Venid... aprended de mí”, y al venir así comenzamos la
vida eterna. El cielo consiste en acercarse incesantemente a Dios por
[162]
Cristo. Cuanto más tiempo estemos en el cielo de la felicidad, tanto
más de la gloria se abrirá ante nosotros; y cuanto más conozcamos
a Dios, tanto más intensa será nuestra felicidad. A medida que
andamos con Jesús en esta vida, podemos estar llenos de su amor,
satisfechos con su presencia. Podemos recibir aquí todo lo que
la naturaleza humana puede soportar.—
El Deseado de Todas las
Gentes, 299
.
Cuando el pueblo de Dios esté lleno de mansedumbre y ternura,
comprenderá que su bandera sobre él es amor, y su fruto será dulce
al paladar. Hará aquí un cielo en el cual se preparará para el cielo de
arriba.—
Hijos e Hijas de Dios 114
.
El cielo ha de comenzar en esta tierra
—Aquel que recibe a
Cristo mediante una fe viviente, tiene una relación viviente con
Dios... Lleva consigo la atmósfera del cielo, que es la gracia de Dios,
un tesoro que el mundo no puede comprar.—
Carta 18, 1891
.
“Sus siervos le servirán”.
Apocalipsis 22:3
. La vida en la tierra
es el comienzo de la vida en el cielo; la educación en la tierra es
una iniciación en los principios del cielo; la obra de la vida aquí es
una preparación para la obra de la vida allá. Lo que somos ahora
en carácter y servicio santo es el símbolo seguro de lo que seremos
entonces.
“El Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir”.
La obra de Cristo en la tierra es su obra en el cielo, y la recompensa
que recibiremos por trabajar para él en este mundo será el mayor
poder y el más amplio privilegio de trabajar con él en el mundo
venidero.
“Vosotros, pues, sois mis testigos, dice Jehová, que yo soy Dios”.
Esto también seremos en la eternidad.—
La Educación, 297
.
[163]
La felicidad del cielo se hallará poniéndose en conformidad con
la voluntad de Dios, y si los hombres llegan a ser miembros de la
familia real en el cielo es porque éste ha comenzado con ellos en la
tierra. Han albergado el espíritu de Cristo... El justo se apropiará de
cada gracia, de toda facultad preciosa y santificada de las cortes del
cielo, y cambiará la tierra por el cielo.—
Hijos e Hijas de Dios, 363
.