Página 132 - La Segunda Venida y el Cielo (2003)

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La Segunda Venida y el Cielo
redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sión con alegría; y gozo
perpetuo será sobre sus cabezas: y retendrán el gozo y alegría, y
huirá la tristeza y el gemido”. “Hallarse ha en ella alegría y gozo,
alabanza y voz de cantar”. “Y habrá cantores con músicos de flautas”.
(V.M.) “Estos alzarán su voz, cantarán gozosos en la grandeza de
Jehová”
Isaías 35:10
;
51:3
;
Salmos 87:7
;
Isaías 24:14
.—
La Historia
de Profetas y Reyes, 539
.
¡Qué canto será aquel cuando los rescatados del Señor se encuen-
tren en las puertas de la Santa Ciudad, que girarán sobre sus resplan-
decientes goznes, y las gentes que hayan guardado su Palabra—sus
mandamientos—entrarán en la ciudad, cuando la corona del vence-
dor sea colocada sobre la cabeza de cada uno y sean puestas arpas
de oro en sus manos! Todo el cielo resonará con preciosa música
y cantos de alabanza al Cordero. ¡Salvados, eternamente salvados
en el reino de la gloria! Tener una vida que se mide con la vida de
Dios: esa es la recompensa.—
Comentario Bíblico Adventista 7:993
.
[171]
Los 144.000 cantan sobre su experiencia
—Sobre el mar de
cristal ese mar de vidrio que parece revuelto con fuego por lo mucho
que resplandece con la gloria de Dios—hállase reunida la compañía
de los que salieron victoriosos “de la bestia, y de su imagen, y de su
señal, y del número de su nombre”. Con el Cordero en el monte de
Sion, “teniendo las arpas de Dios”, están en pie los ciento cuarenta
y cuatro mil que fueron redimidos de entre los hombres; se oye una
voz, como el estruendo de muchas aguas y como el estruendo de
un gran trueno, “una voz de tañedores de arpas que tañían con sus
arpas”. Cantan “un cántico nuevo” delante del trono, un cántico que
nadie podía aprender sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil. Es
el cántico de Moisés y del Cordero, un canto de liberación. Ninguno
sino los ciento cuarenta y cuatro mil pueden aprender aquel cántico,
pues es el cántico de su experiencia—una experiencia que ninguna
otra compañía ha conocido jamás. Son “éstos, los que siguen al
Cordero por donde quiera que fuere”. Habiendo sido trasladados de
la tierra, de entre los vivos, son contados por “primicias para Dios y
para el Cordero”.
Apocalipsis 15:2, 3
;
14:1-5
.—
El Conflicto de los
Siglos, 706, 707
.
“En su templo todo proclama su gloria”, el canto que cantarán
los redimidos, el canto de su experiencia, declarará la gloria de Dios:
“Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso;