Página 29 - La Segunda Venida y el Cielo (2003)

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La segunda venida de Cristo
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que le han servido. Mientras los impíos huyan de su presencia, los
seguidores de Cristo se regocijarán. El patriarca Job, mirando hacia
adelante, al tiempo del segundo advenimiento de Cristo, dijo: “Al
cual yo tengo de ver por mí mismo, y mis ojos le mirarán; y ya no
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como a un extraño”.
Job 19:27
. Cristo ha sido un compañero diario
y un amigo familiar para sus fieles seguidores. Estos han vivido
en contacto íntimo, en constante comunión con Dios. Sobre ellos
ha nacido la gloria del Señor. En ellos se ha reflejado la luz del
conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. Ahora se
regocijan en los rayos no empañados de la refulgencia y gloria del
Rey en su majestad. Están preparados para la comunión del cielo;
pues tienen el cielo en sus corazones.
Con cabezas levantadas, con los alegres rayos del Sol de Justicia
brillando sobre ellos, regocijándose porque su redención se acerca,
salen al encuentro del Esposo, diciendo: “He aquí éste es nuestro
Dios, le hemos esperado, y nos salvará”.
Isaías 25:9
.
“Y oí como la voz de una grande compañía, y como el ruido
de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía:
Aleluya: porque reinó el Señor nuestro Todopoderoso. Gocémonos
y alegrémonos y démosle gloria; porque son venidas las bodas
del Cordero, y su esposa se ha aparejado... Y él me dice: Escribe:
Bienaventurados los que son llamados a la cena del Cordero”. Él “es
el Señor de los señores, y el Rey de los reyes: y los que están con
él son llamados, y elegidos, y fieles”.
Apocalipsis 19:6-9
;
17:14
.—
Palabras de Vida del Gran Maestro, 346, 347
.
Los justos muertos y los vivos ven a Jesús al mismo tiempo
Pablo mostró que aquellos que vivieran cuando Cristo viniese no
irían antes al encuentro de su Señor que aquellos que hubieran dor-
mido en Jesús. La voz del arcángel y la trompeta de Dios alcanzarían
a los que durmieran, y los muertos en Cristo resucitarían primero,
antes que el toque de la inmortalidad se concediera a los vivos. “Lue-
go nosotros, los que vivimos, los que quedamos, juntamente con
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ellos seremos arrebatados en las nubes a recibir al Señor en el aire,
y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, consolaos los unos
a los otros en estas palabras”.—
Los Hechos de los Apóstoles, 209,
210
.
Vestidos del blanco más puro
—Cristo se vació a sí mismo, y
tomó la forma de un siervo, y ofreció sacrificio, siendo él sacerdote