Página 36 - La Segunda Venida y el Cielo (2003)

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La Segunda Venida y el Cielo
Los justos muertos y los vivos ven a Jesús al mismo tiem-
po
—En su primera epístola a los creyentes tesalonicenses, Pablo se
esforzó por instruirlos respecto al verdadero estado de los muertos.
Dijo que los muertos dormían en la inconsciencia: “Tampoco, her-
manos, que remos que ignoréis acerca de los que duermen, que no
os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Por que si
creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con él a
los que durmieron en Jesús... Porque el mismo Señor con aclama-
ción, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del
cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros,
los que vivimos, los que quedamos, juntamente con ellos seremos
arrebatados en las nubes a recibir al Señor en el aire, y así estaremos
siempre con el Señor”.
Los tesalonicenses se habían aferrado ansiosamente a la idea de
que Cristo estaba por venir para transformar a los fieles que vivían,
y llevarlos consigo. Habían prote gido cuidadosamente la vida de
sus amigos, para que no murieran y perdieran la bendición que
ellos esperaban recibir al venir su Señor. Pero sus amados, uno tras
otro, les habían sido arrebatados; y con angustia los tesalonicenses
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habían mirado por última vez los rostros de sus muertos, atreviéndose
apenas a esperar encontrarlos en la vida futura.
Cuando abrieron y leyeron la epístola de Pablo, las palabras
referentes al verdadero estado de los muertos proporcionaron gran
gozo y consuelo a la iglesia. Pablo mostró que aquellos que vivieran
cuando Cristo viniese no irían antes al encuentro de su Señor que
aquellos que hubieran dormido en Jesús. La voz del arcángel y la
trompeta de Dios alcanzarían a los que durmieran, y los muertos en
Cristo resucitarían primero, antes que el toque de la inmortalidad se
concediera a los vivos. “Luego nosotros, los que vivimos, los que
quedamos, juntamente con ellos seremos arrebatados en las nubes
a recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.
Por tanto, consolaos los unos a los otros en estas palabras”.—
Los
Hechos de los Apóstoles, 209, 210
.
El reino futuro en miniatura
—En el monte de la transfigu-
ración, Moisés atestiguaba la victoria de Cristo sobre el pecado y
la muerte. Representaba a aquellos que saldrán del sepulcro en la
resurrección de los justos. Elías, que había sido trasladado al cielo
sin ver la muerte, representaba a aquellos que estarán viviendo en