Página 73 - La Segunda Venida y el Cielo (2003)

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¿Quiénes estarán allí?
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Adquiere buenos hábitos porque el evangelio de Cristo llegó a ser
para él un sabor de vida para vida.—
Testimonios para la Iglesia
5:324
.
Los que contemplan las cosas celestiales
—En el cielo, Dios
es todo en todos. Allí reina suprema la santidad; allí no hay nada
que estropee la perfecta armonía con Dios. Si estamos a la verdad
en viaje hacia allá, el espíritu del cielo morará en nuestro corazón
aquí. Pero si no hallamos placer ahora en la contemplación de las
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cosas celestiales; si no tenemos interés en tratar de conocer a Dios,
ningún deleite en contemplar el carácter de Cristo; si la santidad no
tiene atractivos para nosotros, podemos estar seguros de que nuestra
esperanza del cielo es vana. La perfecta conformidad a la voluntad
de Dios es el alto blanco que debe estar constantemente delante del
cristiano. Él se deleitará en hablar de Dios, de Jesús, del hogar de
felicidad y pureza que Cristo ha preparado para los que le aman.
La contemplación de estos temas, cuando el alma se regocija en las
bienaventuradas seguridades de Dios, es comparada por el apóstol
al goce de “las virtudes del siglo venidero”.—
Testimonios para la
Iglesia 5:696
.
Los que aman a Dios y al prójimo
—“Amarás al Señor tu Dios
con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con
toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo... Haz esto, y vivirás”.
Lucas 10:27, 28
. Heredarán la vida eterna todos los que conformen
su vida con el claro requerimiento de la Palabra de Dios.—
Mensajes
Selectos 1:204
.
Los que han participado de los sufrimientos de Cristo
Únicamente aquellos que han participado de los sufrimientos del
Hijo de Dios, y han subido de la gran tribulación y lavado sus
vestiduras y las han emblanquecido en la sangre del Cordero, pue-
den disfrutar de la gloria indescriptible y la belleza insuperable del
cielo.—
Joyas de los Testimonios 1:48
.
Los revestidos de pureza
—Vivimos en los últimos días. Pron-
to Cristo vendrá para llevar a su pueblo a las mansiones que está
preparando para ellos. Pero en esas mansiones no puede entrar nada
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que contamine. El cielo es puro y santo y los que pasen por las
puertas de la ciudad de Dios, deben revestirse aquí de pureza interior
y exterior.—
El Conflicto de los Siglos, 102, 103
.