Página 100 - Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio (1993)

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Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio
vista misma del que nos señaló la tarea. ¿Podría Ud., que pretende
haber recibido una gran luz con preferencia a cualquier otro pueblo
sobre la faz de la tierra, contentarse con un nivel bajo?
¡Oh, cuán seria y constantemente deberíamos procurar la pre-
sencia divina, para no tener sólo una profesión cristiana, sino para
darnos cuenta de la solemne verdad que el fin de todas las cosas está
próximo, y que el Juez de toda la tierra está a las puertas! ¿Cómo
podemos desantender sus requerimientos justos y santos? ¿Cómo
podemos ser transgresores de su Ley ante la vista misma de Jehová?
[120]
¿Podemos proseguir en el camino del pecado ante la plena visión
de sus consecuencias? ¿Podemos abrigar pensamientos impuros y
pasiones bajas ante la plena vista de los ángeles puros y del mismo
Redentor, que se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de
toda iniquidad y limpiar para sí un pueblo propio, celoso de buenas
obras? ¿Podremos considerarnos sin culpa y a la vez acariciar el
pecado ante la vista de Dios? Al considerar el asunto a la luz que
fluye de la cruz de Cristo, ¿no les parece el pecado tan bajo, tan
peligroso, tan terrible como para no consentirlo?
Sin mancha ni contaminación hasta el fin
—¡Corrupciones pe-
caminosas! ¡Cuán pecaminosas siempre, pero cuánto más ahora,
cuando estamos en los bordes mismos del mundo eterno! Hablo a
mi pueblo. Si nos acercáramos a Jesús y procuráramos adornar nues-
tra profesión religiosa por medio de una vida bien ordenada y una
conversación piadosa, nuestros pies serían guardados de desviarse
hacia las sendas prohibidas. Si tan sólo veláramos continuamente en
oración, si hiciéramos todo lo que debemos hacer como si estuviéra-
mos en la misma presencia de Dios, seríamos librados de rendirnos
a la tentación, y podríamos ser guardados puros, sin mancha y sin
contaminación hasta el fin.
Si nos mantenemos firmes hasta el fin y confiamos en él, todas
nuestras sendas serían establecidas en Dios, y lo que fue iniciado por
la gracia, será coronado de gloria en el reino de nuestro Dios. “El
fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad,
fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley”.
Gálatas
5:22, 23
. Si Cristo está en nosotros, crucificaremos la carne con sus
afectos y concupiscencias.—
Manuscrito 9, 1880
.
La purificación del corazón
—Al aceptar a Cristo como Salva-
dor personal, el hombre se coloca en la misma relación con Dios, y