Página 108 - Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio (1993)

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Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio
temperancia deberían ser el santo y seña de la vida matrimonial;
entonces, los hijos que trajeron al mundo no correrían el peligro
de poseer órganos morales e intelectuales débiles y una naturaleza
animal fuerte. El vicio en los hijos ha llegado a ser casi universal.
¿No existe acaso causa para ello? ¿Quién les proporcionó la estampa
del carácter? ¡Que Dios abra los ojos de todos para que puedan darse
cuenta de que están de pie en lugares resbaladizos!
De acuerdo con el cuadro que me ha sido presentado acerca de
la corrupción de hombres y mujeres que profesan piedad, he llegado
a temer que perderé totalmente mi confianza en la humanidad. He
podido notar que un pavoroso estupor se cierne sobre la mayor parte
de la gente. Se ha tornado casi imposible incitar a los que deberían
ser despertados, para que tengan un sentido adecuado del poder que
Satanás ejerce sobre la mente de la gente. No se dan cuenta de la
prolífica corrupción que los rodea. Satanás ha cegado su mente y los
ha adormecido en la seguridad carnal.
Los fracasos de nuestros esfuerzos por instruir a otros para que
entiendan los grandes peligros que acosan a las almas, me han
llevado a pensar a veces que mis ideas en relación con la depravación
del corazón humano son exageradas. Pero cuando confrontamos los
hechos que revelan la triste deformidad de alguien que se atreve a
ministrar las cosas sagradas en tanto que su corazón es corrupto,
y cuyas manos manchadas de pecado han profanado los vasos del
Señor, una se siente segura de que no se ha formado un cuadro
demasiado grave.—
The Review and Herald, 26 de septiembre de
1899
Abuso de los privilegios sexuales
—Que en la vida matrimo-
nial, ambos esposos den pruebas de que uno es para el otro una
ayuda y una bendición. Den debida consideración al costo de cada
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complacencia, intemperancia y sensualismo. Estas complacencias
no aumentan el amor, ni ennoblecen, ni elevan. Quienes se permiten
las pasiones animales y gratifican la concupiscencia, estamparán
sobre su posteridad, con toda seguridad, esas prácticas degradantes
y la desvergüenza de su propia contaminación física y moral.—
Manuscrito 3, 1897
.
Los dos artículos de la
Review and Herald
del 19 y 26 de septiembre llevan por
título “El cristianismo y la relación matrimonial”.