Página 135 - Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio (1993)

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A un adventista de muchos años y su concubina
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Dios, entre perros, hechiceros, adúlteros y los que “aman y hacen
mentira”? ¿Qué puedo decirle? Ud. posee un espíritu duro, fuerte, a
no ser que caiga sobre la Roca y sea quebrantada.
El Señor ha dicho: “Venid luego... y estemos a cuenta; si vuestros
pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos;
si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana”.
Isaías 1:18
. “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadlo
entre tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre
inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él
misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar”.
Isaías 55:6, 7
. “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo
para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si
decimos que no tenemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su
palabra no está en nosotros”.
1 Juan 1:9
.
Le suplico que permita que la obra que debe ser hecha opere
profundamente; que sea una obra completa. En vez de llevar sus
supuestos agravios a Ira K, un pobre mortal falible y pecador, para
obtener simpatía, llévelo a Jesús. El le extiende la invitación: “Venid
a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descan-
sar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso
y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; por-
que mi yugo es fácil, y ligera mi carga”.
Mateo 11:28-30
.—
Carta
23a, 1890
.
Otro mensaje para la concubina
—Otra vez le ruego que no
falle en este tiempo de crisis de su vida, que siga la única conducta
que debe seguir. La fortaleza contra el pecado reside en la voluntad.
Coloque su voluntad del lado de Dios en este asunto; no se ponga
más en la posición de una pecadora, de una prostituta. Es posible
que Ud. no pueda ver muy claramente cómo obtener la liberación
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de los pecados que ha acariciado y fortalecido por la repetición. El
único camino es confesar sus pecados, abandonarlos y creer que
Jesús la perdona.
Si quiere ser una cristiana, éste es su tiempo para serlo; es la
oportunidad áurea. Ud. puede transitar los caminos de la pureza úni-
camente mirando y contemplando a Jesús, orando a él, y creyendo
en él momento tras momento. Ha vivido tanto tiempo en adulterio,
que el pecado ya no le parece atroz. Ud. ama el pecado. Si quisiera
abandonarlo ahora, tiene que renunciar a él para siempre. Si con-