Página 165 - Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio (1993)

Basic HTML Version

A un evangelista
161
afectos tengan como su centro a Dios. Dependa de él para lograr
apoyo más que de la simpatía humana.
Ud. es muy débil en este sentido, pero la causa de Dios no debe
ser dañada por sus flaquezas e indiscreciones. Este es su peligro, y
Ud. es vencido; entonces se produce una herida en la causa de Dios
que nunca podrá ser plenamente curada.—
Carta 53, 1876
.
Después que se le quitó la credencial
—Estimado señor: He es-
tado muy atribulada en relación con su caso; sin embargo, no sé qué
decirle. He vacilado mucho por temor a expresar palabras que po-
drían desanimarlo, pues conozco el gran pesar que el desánimo puede
acarrear al alma. Pensé que, al no ser renovadas sus credenciales,
Ud. formalizaría su vida en su casa, y se retiraría voluntariamente.
También pensé que si Ud. estaba en regla con la razón, la religión
y la gran necesidad de obreros, recibiría sus credenciales. Pero no
podía usar mi influencia para favorecer esto.
En la última visión que tuve, me fue presentado el gran trono
blanco con el Juez de toda la tierra dictando sentencia para una
multitud congregada. El libro mayor del cielo fue abierto, y los que
estaban congregados alrededor del trono fueron juzgados de acuerdo
con los hechos llevados a cabo en el cuerpo de la congregación.
Su nombre indicaba que había sido pesado en balanza y hallado
falto. Estaba registrado como un transgresor de los mandamientos
de Dios.
Oportunidad de redimir el pasado
—En su gran misericordia,
Dios le dio la oportunidad de redimir el pasado. Cuando manifestó
arrepentimiento, él tuvo misericordia de Ud... Fue puesto en un buen
campo de labor, y si se hubiera conducido como debería hacerlo un
cristiano, habría experimentado el arrepentimiento del cual no hay
que arrepentirse.
[196]
Por un tiempo se mostró humilde y agradecido, pero su corazón
había sido entregado a la perversidad y la complacencia propia, y no
podía percibir ni sentir que su manera de conducirse en el pasado era
muy ofensiva a Dios. Así como Pedro, Ud. fue fielmente amonestado
acerca de su peligro y de sus defectos de carácter, pero se sentía
muy confiado en Ud. mismo; se puso celoso, y actuó como un niño
malcriado...
Dios rechaza el trabajo ministerial
—Después de haber sopor-
tado por tanto tiempo su perversidad, mientras Ud. profesaba ser un