Página 168 - Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio (1993)

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Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio
Contraste con el caso de David
—Le he presentado esta lección
para que Ud. vea el contraste entre su conducta ante la reprobación y
el desagrado de Dios, y la de David. Ud. ha estado siempre listo para
cargar su desconcierto sobre alguien que mantenga prejuicios en su
contra. En vez de reconocer que nadie puede mantener sentimientos
demasiado estrechos hacia un hombre que profesa ser un pastor del
rebaño pero que corrompe las mentes de los no sospechosos, Ud.
actúa como si fuera un mártir que sufre injustamente, un hombre
perseguido que merece la simpatía de la gente. Ud. no tiene una
adecuada conciencia del pecado. No se comporta rectamente ante
Dios en motivo ni en espíritu...
Confesión sin penitencia real
—Después que Ud. se mudó a
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Texas y demostró, por la confesión de algunos hechos, que lamentaba
sus pecados, su proceder no fue como debería ser el de un penitente.
Se sintió apesadumbrado por haber sido enfrentado, y su nombre
vituperado. Ud. simpatizaba con Ud. mismo en todo este asunto, y
luego se retiró en un estado de irremediable apostasía. Su ejemplo e
influencia no fueron, pues, los de un penitente.
Mientras tanto nos sentimos realmente tristes por Ud. y su es-
posa. Ambos han tenido gran luz y grandes privilegios, y ambos se
han entregado en las manos del enemigo cuando estaban en medio
mismo de la luz, las oportunidades y los privilegios. Nos sentimos
muy tristes por Uds. Nos hemos colocado en el lugar de Uds. e
hicimos nuestro su caso. Haber tenido una vez parte activa en la
causa y luego haber sido puestos de lado, sin más parte en ella,
me parece terrible. Pensamos que Ud. se había arrepentido. Hemos
orado fervientemente por Ud., y su caso me fue presentado en un
sueño.
Segunda oportunidad inmerecida
—Soñé que, aunque Ud. era
totalmente indigno, Dios le daría otra oportunidad. Enseguida hi-
cimos lo que estaba a nuestro alcance para llevarlo a Colorado.
Sabíamos perfectamente bien que al hacerlo estábamos obrando en
directa oposición a los hermanos dirigentes que conocían su caso.
Asumimos la responsabilidad. Le hablamos acerca de esto. Cuan-
do la visión me fue dada hace dos años, se me mostraron algunos
hechos relacionados con los peligros que implicaba su conducta,
y le escribí fielmente, informándole acerca del proceder que debía
adoptar.