Página 177 - Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio (1993)

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A un ministro honesto
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doloridos por este estado de cosas, pero carecen de capacidad para
inducir cambios en su corazón o en sus propósitos.
Perversión de facultades otorgadas por Dios
—Ahora bien,
debemos estar muy agradecidos por la ayuda del pastor H en In-
glaterra y Suiza pero, ¿qué decisión podemos tomar acerca de su
caso? Deberíamos tener evidencias de que él ha aclarado sus asuntos
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con Dios. No queremos considerar livianamente el pecado y decir
al pecador: “Todo está bien contigo”. No quisiéramos conectar al
pastor H con la obra aquí, a menos que él esté conectado con Dios.
No quisiéramos dar marcha atrás después de integrar a la obra a un
hombre que tiene una mancha en su vestidura. No podemos dejar
pasar livianamente este asunto.
La plaga del pecado está sobre el pastor H, y el dolor y la tristeza
sobre las almas de todos los que conocen este capítulo oscuro de su
experiencia. Cristo está siendo deshonrado. Un hombre bendecido
con luz y conocimiento, dotado de una gran capacidad para el bien,
y que por la obediencia y fidelidad a Dios podía llegar a ser como los
ángeles, y vivir una vida proporcionada a la de Dios, ha pervertido las
facultades otorgadas por el Señor, administrándose concupiscencia
y codiciando la mujer de otro. Dios considera que el pastor H tiene
en poco las más costosas lecciones de la experiencia y viola las más
solemnes admoniciones divinas para continuar en el pecado.
He estado esperando y orando para que él pueda poner la razón
en su debido lugar, y rompa con las cadenas con las que Satanás lo
ha estado envolviendo en cuerpo y alma, y que las nubes que han
ensombrecido su senda sean retiradas, y Cristo regrese a su alma
para revivirla y bendecirla. Cristo sacará la carga de los hombros
fatigados y conferirá descanso y paz a los que lleven su yugo y
soporten su carga.
Súplicas a un dirigente
—Me pregunto, pastor H, ¿cuál es el
beneficio de su experiencia cuando aun frente a las muchas admoni-
ciones y reprobaciones Ud. continúa el curso de acción condenado
por Dios? ¿Puede, acaso, pensar bien de Ud. mismo? Medite en
Jesús, coronado de espinas y clavado en la cruz por nuestros peca-
dos, y permita que ello humille y quiebre su corazón. Considere la
mansedumbre de Cristo, su encanto, y luego inclínese en el polvo,
avergonzado y humillado.
¿Que haría Ud. en el caso que uno de los hermanos dirigentes
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