Página 184 - Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio (1993)

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Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio
manchados y corruptos. Me fueron mostradas algunas cosas que
están abiertas al ojo que nunca se adormece.
En los libros del cielo está escrito—y dentro de poco se tomará
una decisión sobre su caso—si su nombre será eliminado del libro
de la vida o no. Ello sucederá con seguridad, a menos que Ud.
se convierta, se humille delante de Dios, confiese sus pecados, se
vuelva al Señor de todo corazón, y se purifique de todo pensamiento
y acción impuros. El Testigo fiel dice: “Conozco tus obras”. No
intente enseñar a la gente hasta que sea un hombre cambiado, hasta
que, en humilde penitencia, busque al Señor con verdadera contrición
y posea un nuevo corazón.
Fuertes intentos de Satanás para corromper a los minis-
tros
—Me fue mostrado que Satanás reforzará sus tentaciones con
el fin de corromper a los ministros que enseñan las obligaciones de
la Ley de Dios. Cuando él empaña la virtud, confunde el sentido de
pureza y santidad, insinúa el mal a la mente y sugiere un plan para
que los ministros pequen en pensamiento y en acción, entonces se
destruyen las defensas. Se han separado de Dios; no cuentan con el
poder y el Espíritu del Señor, y el mensaje sagrado de la verdad que
comunican a la gente no cuenta con la bendición de Dios; la semilla
no es regada, y el crecimiento no se lleva a cabo.
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La concupiscencia como impedimento para enseñar la ver-
dad
—Lo que Ud. necesita, hermano, es un corazón puro y santo.
Cese de una vez en sus intentos de enseñar la verdad hasta que sepa
que, con la fortaleza de Dios Ud. puede dominar la concupiscencia.
Si mientras profesaba ser un hijo de Dios, su mente hubiera sido
habituada a espaciarse en Cristo, si se hubiera impuesto permanecer
en Cristo, orar cuando viajaba en los trenes, cuando caminaba por la
ciudad y por cualquier otro lugar, si hubiera controlado sus pensa-
mientos, dirigiéndolos a lo que es puro y santo, yo no tendría que
escribirle como lo estoy haciendo hoy. El Señor debería estar presen-
te en todos sus pensamientos, pero esta obra ha sido extrañamente
descuidada.
La obra del ministro no es ocupación común
—Algunos de
nuestros ministros, ocupados en el servicio activo, tienen conciencia
de la importancia de la tarea, pero hay muchos que manejan la sagra-
da verdad como si estuvieran empeñados en una ocupación común
cualquiera. Esos ministros no han sido refinados, ennoblecidos y