Página 241 - Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio (1993)

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El amor de Dios por el pecador
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ser uno de sus discípulos más fervientes. Con amor y devoción
abnegados, retribuyó su misericordia perdonadora.
En su acto de perdonar a esta mujer y estimularla a vivir una vida
mejor, el carácter de Jesús resplandece con la belleza de la justicia
perfecta. Aunque no toleró el pecado ni redujo el sentimiento de
culpabilidad, no trató de condenar sino de salvar. El mundo tenía
para esta mujer pecadora solamente desprecio y escarnio; pero Jesús
le dirigió palabras de consuelo y esperanza. El Ser sin pecado se
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compadece de las debilidades de la pecadora, y le tiende una mano
ayudadora. Mientras los fariseos hipócritas la denunciaban, Jesús le
ordena: “Vete, y no peques más”.
El amor cristiano es lento para censurar
—No es seguidor
de Cristo el que, desviando la mirada, se aparta de los que yerran,
dejándolos proseguir sin estorbos su camino descendente. Los que se
adelantan para acusar a otros y son celosos en llevarlos a la justicia,
son con frecuencia en su propia vida más culpables que ellos. Los
hombres aborrecen al pecador, mientras aman el pecado. Cristo
aborrece el pecado, pero ama al pecador; tal ha de ser el espíritu de
todos los que lo sigan. El amor cristiano es lento en censurar, presto
para discernir el arrepentimiento, listo para perdonar, para estimular,
para afirmar al errante en la senda de la santidad, para corroborar
sus pies en ella.—
El Deseado de Todas las Gentes, 426, 427
.
Jesús, amigo de pecadores
—Quisiera llamar la atención a las
preciosas promesas de la Palabra de Dios. No todos los hijos de
Dios poseen las mismas facultades, el mismo temperamento, la
misma seguridad y determinación. Me alegra de veras saber que
nuestros sentimientos no son evidencia de que no somos hijos de
Dios. El enemigo nos tentará a pensar que hemos hecho cosas que
nos han separado de Dios y que él ya no nos ama. Pero el Señor
todavía nos ama, y debemos saberlo. Por eso nos ha dejado escritas
soluciones para casos como el suyo. “Si alguno hubiere pecado,
abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”.
1 Juan
2:1
. “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar
nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad”.
1 Juan 1:9
.
Ahora bien, mi querida hermana, tengo evidencias de que el
Señor la ama; y el preciado Salvador, que se dio a sí mismo por Ud.
no la rechazará porque haya sido tentada y, en su flaqueza, haya sido
vencida. El todavía la ama.