Página 247 - Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio (1993)

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Comprendamos a los demás
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de la corrección. Su educación fue defectuosa. No se les informó
acerca del pecado de rendirse al control de esos malos rasgos. Por
eso el pecado no les parece tan pecaminoso. Otros, cuya educación
no ha sido tan defectuosa, que han tenido una preparación mejor,
han desarrollado un carácter menos objetable. La vida cristiana de
muchos ha sido muy afectada, para bien o para mal, por la educación
previa.
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Jesús, nuestro abogado, conoce bien las circunstancias que nos
rodean, y nos trata de acuerdo con la luz que hemos recibido, y las
circunstancias bajo las cuales hemos sido colocados. Unos tienen
una organización mucho mejor que otros. Mientras que algunos son
continuamente acosados, afligidos y atribulados a causa de sus des-
dichados rasgos de carácter, y tienen que luchar contra los enemigos
internos y la corrupción de su naturaleza, otros, quizá no tengan ni la
mitad de esto contra lo cual luchar. Pasan de largo, casi libres de las
dificultades por las cuales tienen que trabajar sus hermanos y herma-
nas que no han sido tan favorablemente organizados.—
Testimonies
for the Church 2:74
.
Bienvenida al arrepentido
—“A algunos que dudan, conven-
cedlos”.
Eventos de los Últimos Días, 22
. [La versión inglesa King
James, citada aquí por Elena de White, se traduce: “Y de otros tened
misericordia, estableciendo una diferencia”.]
Los que son sabios, con la sabiduría que procede de Dios, sabrán
de almas que necesitan ayuda, que han sido vencidas y que, aunque
se han arrepentido sinceramente, apenas se atreverán a asirse de
la esperanza sin ser animadas. El Señor pondrá palabras de ánimo
en los corazones de los dispensadores de su gracia para que den la
bienvenida a la confraternidad amante a esas almas temblorosas y
arrepentidas. Sus verdaderos seguidores no tratarán a los pecadores
como si estuvieran más allá de las posibilidades de perdón. Sentirán
compasión por aquellos cuyas circunstancias hayan sido desfavo-
rables y que han permitido que Satanás los condujera a las sendas
prohibidas.
Esas almas han pecado contra Dios, pero si se arrepienten y
demuestran que su arrepentimiento es genuino; manifestado en es-
fuerzos serios en el servicio del Señor, ¿quién se atrevería a ponerles
estorbo en su camino? Hay que animarlas. Habría que darles la
oportunidad de recobrar lo que perdieron. Posiblemente el orgullo,