Página 42 - Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio (1993)

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Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio
Consejos a la esposa de un incrédulo
—Recibimos muchas
cartas en las que se nos pide consejo. Una madre nos dice que su
esposo es incrédulo; que tiene hijos, pero que el padre les enseña a
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faltarle el respeto a ella. Se siente profundamente abrumada por sus
hijos. No sabe qué hacer. Expresa su preocupación por hacer algo
por la causa de Dios, y me pregunta si debe abandonar a su familia
si llegara al convencimiento de que ya no puede hacer bien alguno
por ella.
Mi respuesta es la siguiente: Hermana mía; no entiendo cómo
podría Ud. estar bien con el Señor y a la vez abandonar a su esposo
y a sus hijos. No puedo imaginar que Ud. sienta que debe hacer tal
cosa. Ud. puede tener pruebas difíciles de sobrellevar. Puede sentirse
a menudo muy apenada por la falta de respeto de que es objeto, pero
yo estoy segura de que es su deber atender a sus hijos. Ese es el
terreno donde está el trabajo que se le ha asignado. Es posible que
el suelo sea pedregoso y el trabajo le cause desánimo, pero cuenta
con un Compañero en todos sus esfuerzos para realizar su deber con
resolución, concienzudamente, a pesar de todas las circunstancias
desfavorables. Jesús es su ayudador. El vino a nuestro mundo para
salvar a las almas perdidas que perecen, y Ud. debe considerar que
es una colaboradora de Dios en este mundo.
Las pruebas del hogar son sólo para el oído del Señor
—No
esquive sus responsabilidades. Sea diariamente una misionera en su
hogar. No solamente enseñe a sus hijos; adiéstrelos. Manténgalos
bajo firmeza constante. No sólo tiene que decirles lo que conviene
hacer, sino además, de acuerdo con su capacidad, trate de crear un
ambiente favorable y siembre su preciosa semilla con el espíritu y
el amor de Cristo. No se desanime porque Satanás utiliza al padre
de sus hijos para contrarrestar su obra. No abandone la lucha. Haga
las cosas como Ud. quiere que ellos las hagan. Esta es su tarea; esta
es la carga que debe llevar. No le cuente a nadie de sus cuitas en su
hogar, sino a Jesús; vuélquelas en su oído.
Jesús “a lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos
los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio la potestad
de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre,
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ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios”.
Juan
1:11-13
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