Página 88 - Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio (1993)

Basic HTML Version

84
Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio
los reyes de las demás naciones. Aborrecía la idolatría y guardaba
celosamente al pueblo de Israel de ser seducido por la idolatría de las
naciones circundantes. Era muy querido y honrado por su pueblo.
A menudo conquistó y obtuvo triunfos. Su riqueza y su grandeza
fueron acrecentadas. Pero su prosperidad influyó para que se apartara
de Dios. Las tentaciones a las que se vio sometido fueron muchas y
grandes.
Funestas consecuencias de la poligamia
—Finalmente cayó en
la práctica común de los reyes que estaban a su alrededor: la plura-
lidad de esposas; y su vida fue amargada por los malos resultados
de la poligamia. Su primer error fue el de tomar más de una esposa,
alejándose así de la sabia disposición de Dios. Esta desviación de lo
recto preparó el camino para errores mayores. Las naciones idólatras
consideraban que poseer muchas mujeres constituía una adición
a su honor y dignidad, y David llegó a considerar como un honor
para su trono poseer muchas esposas. Pero pudo ver la desdichada
consecuencia de tal decisión en la infeliz discordia, la rivalidad y
los celos que se manifestó entre sus numerosas esposas y el gran
número de hijos.
El arrepentimiento de David
—Su crimen en el caso de Urías
y Betsabé fue grave a la vista de Dios. Un Dios justo e imparcial
no podía sancionar o excusar estos pecados en David, por eso le
dirigió una reprensión y una dura denuncia por intermedio de Natán,
su profeta, quien dibujó con vivos colores su grave ofensa. David
había sido ciego a su nefasto alejamiento de Dios. Había excusado
su conducta pecaminosa hasta que su proceder le pareció inocuo
a su propia vista. Un paso equivocado preparó el camino para el
siguiente, hasta que sus pecados atrajeron la reprensión de Jehová
por medio de Natán.
David se despertó como de un sueño. Percibió el significado
de su pecado. No trató de excusar su conducta, o paliar su pecado
como hizo Saúl; sino que inclinó su cabeza ante el profeta de Dios
[106]
sintiendo remordimiento y pesar sinceros, y reconociendo su culpa.
Natán entonces le dijo que, a causa de su arrepentimiento y confesión
humilde, Dios le perdonaría su pecado, quitaría parte de la amenaza
de calamidad que pesaba sobre él, y libraría su vida.
Transgresión y castigo
—Sin embargo, debía ser castigado, por-
que había dado una gran oportunidad para que los enemigos de Dios