Página 94 - Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio (1993)

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Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio
vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupis-
cencias; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como
instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios
como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como
instrumentos de justicia”.
Romanos 6:12, 13
.
Si los cuerpos colocados ostensiblemente sobre el altar de Dios
tuvieran que pasar por el escrutinio por el cual pasan los sacrificios
judíos, ¡cuán pocos pasarían la prueba y serían declarados perfectos
delante de Dios, preservados en santidad, libres de manchas de peca-
do y contaminación! Dios no recibirá ningún sacrificio defectuoso.
No aceptará ofrenda dañada o enferma. Se requería que la ofrenda
fuera perfecta, sin mancha, valiosa.
Origen de los actos impuros
—Nadie puede glorificar a Dios
en su cuerpo, tal como él lo requiere, mientras viva en abierta trans-
gresión a la Ley de Dios. Si el cuerpo viola el séptimo mandamiento,
es por lo que le dicta la mente. Si la mente es impura, el cuerpo,
naturalmente, se ocupará en actos de impureza. La pureza no puede
existir en el alma de alguien que rinda su cuerpo a los actos impuros.
Si el cuerpo sirve a la concupiscencia, la mente no podrá mantenerse
consagrada a Dios. Con el fin de preservar una mente santificada,
el cuerpo debe ser mantenido en santificación y honor. La mente
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servirá, pues, a la Ley de Dios, y le rendirá obediencia voluntaria a
todos sus requerimientos... Entonces, como el apóstol, el tal podrá
presentar sus miembros a Dios como instrumentos de justicia...
No hay gozo real en la vida de los pecadores
—El Señor hizo
al hombre recto, pero éste pecó y se ha degradado, porque rehúsa
rendir obediencia a las demandas sagradas de la Ley de Dios. Si las
pasiones del hombre son apropiadamente controladas y correctamen-
te orientadas, contribuirán para el bien de su salud física y moral, y
le asegurarán felicidad en abundancia. El adúltero, el fornicario y
el incontinente no gozan de la vida. No hay placer auténtico para
el transgresor de la Ley de Dios. Sabiendo esto, el Señor ha puesto
restricciones al hombre. El dirige, comanda y categóricamente prohí-
be... El Señor sabe muy bien que la felicidad de sus hijos depende
de la sumisión a su autoridad, y de vivir en obediencia a su norma
de gobierno santa, justa y buena.
Pensamientos y acciones abiertos delante de Dios
—Muchos
podrán engañar por un tiempo, y encubrir que son adúlteros; no