Capítulo 4—La alta norma de Dios
La verdadera educación en nuestras iglesia
Capacitando las almas para el servicio
“La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma”. “Bienaven-
turados los perfectos de camino, los que andan en la ley de Jehová.
Bienaventurados los que guardan sus testimonios, y con todo el
corazón le buscan; pues no hacen iniquidad los que andan en sus
caminos. Tú encargaste que sean muy guardados tus mandamientos.
¡Ojalá fuesen ordenados mis caminos para observar tus estatutos!
Entonces no sería yo avergonzado, cuando atendiese a todos tus
mandamientos”.
Aceptemos esto como nuestra lección. Estudiad toda palabra
con atención. Los principios rectos y los sentimientos puros, culti-
vados y practicados, forman un carácter a la semejanza divina. Una
conciencia libre de ofensa hacia Dios y el hombre, un corazón que
siente la más tierna simpatía por los seres humanos, especialmente
para que puedan ser ganados para Cristo, tendrá los atributos que
tuvo Jesús. Todos los tales serán imbuidos de su Espíritu. Tendrán
un depósito de persuasión, una reserva de sencilla elocuencia.
Como cristianos, hemos de trabajar ahora con sumo fervor para
traer almas a Cristo Jesús. No debe haber capítulos baratos de expe-
riencia entretejidos en nuestra vida cristiana. Cualquier experiencia
verdadera le cuesta a toda alma que la obtiene un esfuerzo, a causa
de las tentaciones de Satanás. Dios ve cómo el alma está hambrienta
del conocimiento de Dios, de la salvación por medio de Cristo; y
la promesa es: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de
justicia, porque ellos serán saciados”.
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Características del verdadero investigador
Dios ha ordenado que todos los hombres obedezcan su ley. El no
mira lo que mira el hombre. Su norma es elevada, pura y santa; sin
Testimonio para la Iglesia de Battle Creek, fechado el 11 de enero de 1897
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