Página 118 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Testimonios para los Ministros
en armonía con él. El Espíritu de Jesús descansa sobre ella. Revela
el amor, la piedad y la compasión del Salvador, porque es una con
Cristo. Anhela llevar a otros a Jesús. Su corazón se enternece al ver
el peligro de las almas que están fuera de Cristo. Cuida de las almas
como quien ha de dar cuenta. Con invitaciones y ruegos mezclados
con las firmes promesas de Dios, trata de ganar a las almas para
Cristo; y esto se registra en los libros de memoria. Es un colaborador
de Dios.
¿No es Dios el verdadero objeto de imitación? Debe ser la obra
de la vida del cristiano vestirse de Cristo, y alcanzar una más per-
fecta semejanza a Cristo. Los hijos de Dios han de progresar en su
semejanza a Cristo, nuestro modelo. Diariamente deben contemplar
su gloria, observar su excelencia incomparable. Tiernos, veraces, y
llenos de compasión, han de arrancar a las almas del fuego, aborre-
ciendo aun las ropas manchadas por la carne.
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No estamos trabajando solos
Hay una obra que debe ser hecha por el pueblo de Dios. ¿Cuál
es la verdadera elocuencia de la vida humana? El corazón lleno
de sentimientos puros, la reverencia por todos los mandamientos
de Dios. Pero no se ha trabajado con fervor. Se han realizado los
trabajos rutinarios, pero esto no es suficiente. Salid de la huella
común. Si no podéis alcanzar a los miembros de las iglesias, no
os desaniméis. Llevad la obra a los caminos, y si la levadura de
la verdad no penetra en la justicia propia de aquellos por quienes
trabajáis, salid de la senda común e id a los vallados, y haced allí
vuestra obra misionera.
Dios no os dejará que trabajéis solos. En todo momento, desde
la proclamación del mensaje del tercer ángel, los ángeles de Dios
han estado esperando para cooperar con el agente humano ferviente
y determinado a trabajar. Debemos cavar más hondo en las minas de
la verdad de lo que lo hemos hecho.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga
vida eterna”. ¡Oh, qué amor ha mostrado Dios por el hombre caído!
¿Por qué aquellos que conocen la verdad pasan de largo dejando sin
auxilio a tantos que están sufriendo necesidad?