Página 122 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Testimonios para los Ministros
vida práctica. Vuestra profesión no tiene ningún valor sin la aplica-
ción práctica de la Palabra. “Si alguno quiere venir en pos de mí,
niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”. Esta es la
condición para ser discípulo. “He aquí mi siervo, a quien he esco-
gido; mi Amado, en quien se agrada mi alma; pondré mi Espíritu
sobre él, y a los gentiles anunciará juicio. No contenderá, ni voceará,
ni nadie oirá en las calles su voz. La caña cascada no quebrará, y el
pábilo que humea no apagará, hasta que saque a victoria el juicio. Y
su nombre esperarán los gentiles”.
Gracias a Dios porque se está realizando una obra fuera de la
iglesia. La iglesia no ha sido educada debidamente para trabajar
por aquellos que no son sus miembros. Muchas almas ajenas a la
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iglesia podrían haber sido iluminadas, y un caudal mucho mayor de
luz podría haber sido traído a la iglesia, si ésta hubiera trabajado
con el corazón y el alma y la voz para ganar almas para la verdad.
Demasiado poco trabajo realizan los miembros de la iglesia en
favor de los que necesitan la luz, los que están fuera de la Iglesia
Adventista. El Señor declara: “La caña cascada no quebrará, y el
pábilo que humea no apagará, hasta que saque a victoria el juicio. Y
en su nombre esperarán los gentiles”. Los que cooperan con Cristo
Jesús se darán cuenta de que todas estas promesas se cumplen en
su propia experiencia. El Señor ha señalado el deber de cada alma.
En el juicio nadie tendrá excusa alguna que presentar por no haber
cumplido con su deber.
Una prueba más estricta de discipulado
La prueba de discipulado no se aplica tan estrictamente como se
debiera a aquellos que se presentan para el bautismo. Debe saberse
si los que profesan estar convertidos están simplemente adoptando
el nombre de adventistas del séptimo día, o si están tomando su
posición del lado del Señor para salir del mundo y separarse y no
tocar cosa inmunda. Cuando den evidencia de que entienden plena-
mente su posición, han de ser aceptados. Pero cuando revelan estar
siguiendo las costumbres y modas y sentimientos del mundo, ha de
tratarse con ellos con firmeza. Si no sienten ninguna preocupación
por cambiar su conducta, no deben ser retenidos como miembros