Página 141 - Testimonios para los Ministros (1979)

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Un llamamiento solemne a los ministros
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que es áspero, tosco y rudo en su carácter, y que sean injertados en
Cristo, la vid viviente. Deben llevar la misma calidad de fruto que la
vid. Únicamente así puede el sarmiento ser un digno representante
de la excelencia de la vid.
Cristo vino a nuestro mundo para manifestar al Padre en medio
de las densas tinieblas del error y la superstición que prevalecían
entonces. Los discípulos de Cristo han de representarlo en su vida
diaria, y así la verdadera luz del cielo brillará con rayos claros y
firmes ante el mundo; así se revelará un carácter enteramente distinto
del que se ve en aquellos que no hacen de la Palabra de Dios su
norma y su guía. El conocimiento de Dios debe ser preservado en
medio de la oscuridad que cubre el mundo y las densas tinieblas
que envuelven a la gente. A través de las edades, el puro carácter de
Cristo ha sido falsamente representado por quienes pretendían ser
creyentes en él y en la Palabra de Dios. Se ha cultivado la dureza de
corazón. El amor, la bondad y la verdadera cortesía han desapare-
cido rápidamente de la vida de los pastores y de las iglesias. ¿Qué
puede pensar de esto el universo de Dios? Los que pretenden ser
representantes de Cristo manifiestan más bien la dureza de corazón
que es característica de Satanás, que lo hizo inepto para el cielo, que
hizo inseguro que él estuviera allí. Y precisamente así ocurrirá con
los que conocen la verdad y sin embargo cierran la puerta de su co-
razón a su poder santificador. “Agradó a Dios salvar a los creyentes
por la locura de la predicación”. Los siervos de Cristo no han de
ser solamente instrumentos que predicando a Jesús induzcan a los
hombres al arrepentimiento, sino que han de continuar su obra cui-
dando de ellos, interesándose por ellos y manteniendo a la vista del
pueblo, por precepto y por ejemplo, al Señor y Salvador Jesucristo.
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Han de santificarse a sí mismos para que sus oyentes sean también
santificados. Así todos crecerán en la piedad y la virtud, hasta que
el embajador de Dios pueda presentar a todo hombre perfecto en
Cristo Jesús. Entonces la función ministerial se verá en su verdadero
y sagrado carácter.
Una norma rebajada
Pero la norma del ministerio ha sido grandemente rebajada, y
el Ministro del verdadero santuario es falsamente presentado ante