Página 186 - Testimonios para los Ministros (1979)

Basic HTML Version

182
Testimonios para los Ministros
el Señor revelará su poder a sus fieles. Cuando la nación por la
cual Dios ha obrado de una manera tan maravillosa, y a la cual ha
protegido con el escudo de la Omnipotencia, abandone los principios
protestantes y por medio de su legislatura dé protección y sostén al
romanismo para limitar la libertad religiosa, entonces Dios actuará
con su propio poder en favor de sus hijos. La tiranía de Roma será
ejercida, pero Cristo será nuestro refugio.
Sacrificio abnegado
Muchos ya han estado dormitando por demasiado tiempo. Mien-
tras algunos han trabajado asiduamente con incesante energía, otros
han actuado como espectadores prontos a hacer observaciones y
críticas con respecto a los métodos y los resultados. Siempre están
dispuestos a criticar aunque nunca han ejercitado su mente para
elaborar algún plan por el cual almas preciosas pudieran ser salvadas
para Cristo. Están listos para encontrar faltas en aquellos que hacen
algo. Cuando estas almas indolentes se despiertan y dan algunas
señales de estar conscientes, se muestran decepcionados si no les
encuentran de inmediato lugares agradables en la obra. Les resulta
muy chocante encontrar que no puede hacerse nada sin esfuerzo
[207]
penoso y abnegado y sin crucificar al yo. Esperan el éxito y piensan
que deben tener la misma clase de éxito que tuvieron los apóstoles
en el día de Pentecostés. Este éxito lo tendrán cuando pasen por la
experiencia de la humildad, la abnegación y el sacrificio, como los
apóstoles. Cuando como los apóstoles eleven fervientes súplicas que
salgan de corazones quebrantados, contritos y creyentes, entonces la
misma proporción de éxito coronará sus labores. “Porque así dijo
el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el
Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y
humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y
para vivificar el corazón de los quebrantados”. “Miraré a aquel que
es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra”.
Obra misionera
El espíritu de la obra misionera se conoce poco entre nosotros,
y su manifestación se necesita grandemente en todo ramo de la
obra. Una porción de la iglesia ha comenzado a manifestar alguna